Tú sinceramente, no tienes perdón, le quebraste algunos huesos, y además el corazón,
ella camina sola en el fondo del abismo, tú llegarás a viejo, y te hará lo mismo.
Dan García, joven escritor de Guerrero
José Manuel Rueda Smithers
El maltrato infantil está desde mucho antes de la pandemia, pero se ha agravado la situación debido al confinamiento, que agudizó la problemática familiar.
Y definitivo, no lo debemos tolerar.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef México, externó que, en 2015, seis de cada 10 niños, niñas y adolescentes, entre uno y catorce años, sufrieron algún método violento de disciplina y que uno de cada dos, sufrió agresiones psicológicas.
Si bien la cultura mexicana tiene esa visión de educar con métodos físicos, como el “jalón de orejas” o “dar un coscorrón”, o la siempre presente chancla, esto es considerado no propiamente violencia, sino una manera pronta –efectiva- de corrección de conducta o para aprender valores sociales. Si alguien sabe bien de eso, son las madres de familia. Y no importa ni la clase social ni la región en que se viva.
Sin embargo, el problema más serio es el que ahora nos ocupa. La violencia física descontrolada y en ocasiones, incluso asesina.
Milca Judith Calzada Lemus, académica en Posgrado en Derecho y en Política Criminal de la UNAM en Aragón, analiza la publicación en el Diario Oficial de la Federación que marca las modificaciones a la Ley General de los Derechos de los menores, y que prohíbe que quienes tengan trato con ellos, ejerzan cualquier tipo de violencia, en particular corporal además de prohibir la humillación como una forma de corrección o disciplina.
Los legisladores de ambas Cámaras (Diputados y Senadores) se pusieron las pilas y realizaron una amplitud en la descripción de aquellas conductas que pueden ser sancionadas por considerarse actos de violencia ejercidas por padres o tutores en contra de menores de edad.
Aun cuando la familia es el grupo primario donde se encuentran las mejores aptitudes y capacidades para que una persona se desarrolle, es en ella donde se ejerce la mayor violencia en contra de los infantes. Grave es cuando calla a los menores porque “su opinión no cuenta”. Esto sin duda causa alguna afectación.
Las modificaciones a la Ley no se derivan del confinamiento, pero este sí es un tema más notable porque la educación básica ha tenido que migrar a lo digital y, por tanto, deja ver lo que sucede al interior de los hogares. Estos cambios tienen como fin asegurarles el derecho a tener una vida libre de violencia e integridad personal, desde recién nacidos hasta los 18 años.
Calzada Lemus explica que la forma de sancionar cada tipo de violencia está regulada en el Código Penal Federal y en la legislación penal de cada entidad federativa, incluyendo la Ciudad de México, y de la acción cometida, depende la sanción penal correspondiente, que puede ser desde la prisión, una multa y hasta la pérdida de la custodia del menor o la patria potestad.
Ya es común’ encontrar lamentables noticias en las que los mismos padres propinan golpes a sus hijos porque simplemente estaban llorando o utilizan formas muy violentas para la crianza.
En sus conclusiones, la experta en Derecho considera que partiendo del hecho de que ya no existe la familia tradicional, pues también ha cambiado, ahora no es raro que los padres de familia -que aún son muy jóvenes muchos de ellos- no tengan la madurez suficiente para criar y educar a un menor. En la Ley se puede hablar de una violencia extrema, pero también se deben considerar nuevos métodos de educación libres de agresión, porque éstos han evolucionado y por ahora quienes educan son los medios de comunicación digitales, los videojuegos o los celulares, ante la indiferencia de la mayoría (esa maldita cultura de ahora, la del menor esfuerzo).
El maltrato infantil es un fenómeno criminal y la herramienta para prevenirlo es la educación.
joserro56@gmail.com y @jmruedasmithers