Luis Mena Pantoja 

Proteger los bienes culturales de la Ciudad de México, fomentar los derechos de cultura de su población y garantizarlos con criterios de equidad y accesibilidad, son las prioridades de la Comisión de Derechos Culturales del Congreso local. 

La diputada Lilia Rossbach Suárez, presidenta de esta comisión e integrante del grupo parlamentario de Morena, destacó que durante la primera legislatura del Congreso capitalino se aprobaron varias leyes nuevas en este sentido, entre las que están la Ley de Patrimonio Cultural, Natural y Biocultural de la Ciudad de México, la Ley de Espacios Culturales Independientes de la Ciudad de México y la Ley de Fomento Cultural de la Ciudad de México, además de diversas reformas a otros ordenamientos jurídicos en materia cultural. 

Resaltó que la nueva Ley de Patrimonio Cultural, Natural y Biocultural de la Ciudad de México «sentó un referente a nivel nacional por tener y contener un marco progresista e innovador, que incluye la participación social que busca garantizar el compromiso de todas y todos en el cuidado del patrimonio cultural de nuestra ciudad». 

En lo que refiere a la Ley de Espacios Culturales Independientes, Lilia Rossbach aseguró que es un parteaguas para la vida cultural de la capital, ya que reconoce y apoya a las personas, grupos y colectivos que promueven la cultura a través de espacios autogestivos independientes y comunitarios. 

Asimismo, precisó que la Ley de Fomento Cultural de la Ciudad de México regula las acciones de fomento, desarrollo y protección de la diversidad y de las expresiones culturales en la capital, actualiza la figura del Consejo de Fomento y Desarrollo Cultural y considera a la cultura de paz como el eje de la política cultural de la capital. 

En cuanto a la Ley de maestras y maestros artesanos de la Ciudad de México, explicó que permite reconocer a las artesanías como una fuente de conocimiento que forma parte del patrimonio cultural, impulsa a priorizar su preservación, desarrollo y revitalización -al crear una legislación específica para la protección, revaloración y preservación de este grupo-, y contribuye a su supervivencia con un marco normativo que deja un importante precedente para la siguiente legislatura. 

«Quienes mantienen conocimientos originarios han enfrentado por siglos las consecuencias de un mercado que no valora sus creaciones, además de ver cómo otros artesanos se apropian de sus obras y trabajo para elaborarlo con máquinas, lo que ha provocado la pérdida de oficios y métodos de elaboración tradicional, de ser piezas únicas que tienen un valor cultural e histórico», afirmó. 

«Se lograron muchos avances en materia cultural y desde la Comisión generamos un espacio abierto de diálogo, en el que se escucharon las voces de la ciudadanía para la construcción de marcos normativos incluyentes, en beneficio de las y los habitantes de la Ciudad de México», resaltó la legisladora al analizar su experiencia como presidenta de la Comisión de Derechos Culturales.