- La oposición ya no son los partidos, se socializó y está en el “pueblo sabio”
Miguel A. Rocha Valencia
Más allá de las encuestas o de lo que hagan los partidos políticos, en la 4T tienen miedo que el pueblo sabio se rebele y a pesar de las dádivas, decida votar por otras opciones, cualquiera, menos Morena ni sus aliados.
De hecho, el Ganso de Macuspana, sabe que la gente no quiere a los partidos contrarios, pero sabe que la oposición ya se socializó y se pulverizó en la mayoría de los mexicanos que, ante los abusos presidenciales y sus secuaces, está dispuesta a votar por candidatos distintos a los oficiales.
La oposición somos todos, en especial muchas de las mujeres que no le deben a la Cuarta Transformación sino desprecio, la eliminación de guarderías infantiles y refugios para féminas agredidas, la falta de atención a enfermedades propias de su sexo, la muerte de muchos de sus hijos por cáncer y el crecimiento de las violaciones y agresiones sexuales.
También encuentra la oposición en los cientos de miles de mujeres y hombres que pierden su chamba, en los burócratas que son despedidos o les descuentan salario y prestaciones.
Está en los empresarios agredidos, perseguidos, extorsionados y satanizados; se nota en muchos de los integrantes del poder Judicial que no se someten al Ejecutivo y que por ese hecho son perseguidos, amenazados y chantajeados.
La muestra la dio el Juez que suspendió los efectos de la contrarreforma eléctrica que a todas luces es anticonstitucional y contra económica y agresiva al medio ambiente.
Esa oposición también está en los medios de comunicación, periodistas o intelectuales, que como a los anteriores, se les ofende, sataniza y condena todos los días desde las mañaneras de Palacio Nacional.
Pero también está en ese pueblo “bueno y sabio” al que le escamotean parte o el total de los apoyos oficiales, las dádivas con las que el Caudillo tabasqueño busca comprarles las conciencias; se ubica la oposición en los millones de campesinos encañados, que se ven condenados a la miseria al cancelarles programas de estímulos a la producción, mejora de semillas a cambio de recibir, cuando así lo permiten los Superdelegados o los Servidores de la Nación, dádivas que en vez de ayudarles, los hunden en la dependencia y les impide crecer en comercialización, mejora de cultivos, diversificación y hasta exportación.
A todos ellos es a quienes el Mesías tropical teme porque a pesar de los berrinches, lo increpan, le gritan que no reciben las limosnas disfrazadas de becas, apoyos a la deforestación y la improductividad, porque seguramente alguien ya se las robó.
Al Profeta de la 4T no le importan los partidos de oposición, ni dialogar con ellos como sucede con las mujeres, empresarios o inversionistas, le preocupa comprar los votos, por eso su meta es dispersar dádivas entre al menos 30 millones de mexicanos que a cambio le refrenden su voto, sin darse cuenta que esos mismos que reciben “el apoyo” ven claramente su intención y el hundimiento del país en las crisis sanitaria, violencia y económica.
Sabe el “pueblo sabio” que el país está mal, que los excesos del tlatoani tabasqueño rayan en autoritarismo y que, a pesar de la retórica presidencial, los números son negativos: retroceso en vez de avance, pauperización en lugar de mejora y con un acumulados de muertos de escalofrío no sólo por víctimas de Covid, sino por la violencia generalizada en todo el territorio nacional.
También sabe ese “pueblo sabio” que por órdenes presidenciales se suspendieron todos los operativos de seguridad en Sinaloa en vísperas de su viaje a la entidad, sospechosa medida en tierra de narcos con quien se le nota al caudillo condescendiente y colaborador, incluso en público.
Es decir, las ínsulas contrarias a la 4T, crecen aumentan y más allá de que los partidos políticos las aglutinen, se dan en los grupos sociales no sólo los agredidos por los dichos y acciones del Oráculo de Palacio Nacional, sino también los mexicanos que, con juicio y sentido común, se dan cuenta de lo mal que va el país. Por eso, la oposición no está en las organizaciones políticas, ellas no la expresan ni monopolizan, están demasiado desprestigiadas. La oposición somos todos.