- Se le hizo costumbre mentir, chantajear, corromper y “vender caro su amor”
Miguel A. Rocha Valencia
Siempre con el método del chantaje, amenaza y ajustando la ley a sus caprichos, la chachalaca tabasqueña logró sobrevivir 18 años de campaña en los cuáles hizo de todo, incluyendo delinquir electoralmente y recibir dinero de “quien fuera”. De todo eso hay testimonios incluso grabados, en investigaciones judiciales a bancos y confesión del propio reo.
Empero y a pesar de pruebas y confesiones, el mesías tropical encontró en la mentira su principal refugio y a fuerza de ser opositor y exhibir a los poderosos de otro tiempo, pregonó un credo que abrió una esperanza de cambio por la cual votaron 30 millones de mexicanos.
Una vez en el poder, no cambió, y no lo hizo por su incapacidad para gobernar, su especialidad fue ser “tirador”, por eso de todo lo que le sale mal, todo, culpa a los de antes, como lo hizo durante su larga campaña, la cual se sostuvo como él mismo reconoce, en base a “donativos” de empresarios afines y rencorosos, dinero de gobierno estatales, legisladores, diezmo de empleados y desde luego, recursos de dudosa procedencia, hay quien dice que provienen de actividades ilícitas, no rastreables, no fiscalizables.
Se menciona a grupos delincuenciales que operan en diversas entidades donde la factura se paga con impunidad y la política de “abrazos no balazos” que a la fecha han costado más de 135 mil asesinatos, cerca de 45 mil desplazados de zonas tomadas por el crimen organizado el cual también se apoderó de más de la tercera parte de territorio nacional donde gobiernos cuatroteístas les aseguran total impunidad ya sea con posiciones de poder político o protección a actividades ilícitas que incluyen cultivo y tráfico de drogas, venta de personas, cobros de piso o de plano sojuzgamiento de poblaciones enteras.
Tan es así que desde su púlpito palaciego, el ganso agradece a los criminales su apoyo, los reconoce como personas a las cuáles debe otorgarse consideración y respeto como a “Don Joaquín Guzmán”.
Otra de sus “puntadas” fue “cambiar de opinión” respecto al Ejército al que en vez de mandar a los cuarteles como prometió, le entregó dinero, obras, administración de empresas y las calles del país, aduciendo que si no fuera por los militares “habría más homicidios”, es decir que las masacres de hoy, se elevarían a nivel de tragedia nacional.
Habría que agradecer a las Fuerzas Armadas entonces que “sólo hay 135 mil muertos” que además y a pesar de sus propios números, el profeta de la 4T trata de desmentir con la misma vehemencia con que justifica su propia corrupción al aceptar recibir ilegalmente dinero de procedencia dudosa o de fuentes criminales.
Lo mismo sucede cuando justifica las corruptelas de su familia. “No somos iguales” argumenta y tiene razón, resultó peor. Por menos de todo lo que se ha denunciado, Enrique Peña Nieto perdió el favor de la gente, perdió el poder, gobernabilidad y hundió definitivamente al PRI en la ignominia. Ni modo del espionaje a los contrarios, periodistas o defensores de Derechos Humanos. Lo negará, dirá que él no espía como otros, sólo investiga.
Pero no importa, en la 4T eso es normal como ordenar a gobernadores morenistas “hacer todo lo necesario” para ganar en 2024, incluyendo lo que hacen hoy algunos de ellos como Américo Villarreal ligado a grupos criminales o Claudia Sheinbaum violando a sabiendas y cinismo declarado las leyes electorales.
Ordenó fidelidad a ciegas incluso a los de “enfrente” por eso exgobernadores priistas que sin vergüenza alguna, entregaron los gobiernos a cambio de favores o no persecución como la “otra Claudia”, Pavlovich en Sonora o el impresentable Alejandro Ismael Murat Hinojosa de Oaxaca, entidades donde el crimen manda lo mismo que Veracruz, donde los derechos humanos son un lujo frente a los mandatos de la delincuencia o del mismo ganso.
Ahora viene la segunda parte de un PACIC que pretende contener la carestía, como si en 24 productos estuviera toda la economía mexicana. Una mentira más carece de sustento y que en cambio puede traer daños catastróficos a los productores mexicanos pues la falta de controles sanitarios puede acarrear problemas no vistos en el país.
Ya de por sí hay antecedentes de internación a México de toneladas de maíz y trigo plagados como ocurrió en la aduana de Laredo y que a nombre de diversas asociaciones de productores, denunció la abogada Victoria Gaviño, fue atendida por la CNDH donde se comprobó que el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria de la SADER, eliminó los filtros de seguridad fitosanitaria.
Hoy con el tal PACIC, el gobierno retira las inspecciones, no se requieren permisos y México queda expuesto a la invasión de productos de dudosa calidad alimentaria y fitosanitaria, con lo cual los productores mexicanos estarán en desventaja ya que exportar sus productos si están sujetos a estrictos controles tanto por el T-MEC como por restricciones en el mercado estadounidense.
Es decir, existirá una competencia desleal donde los grandes distribuidores y comercializadores dejarán fuera a los productores nacionales que no se ajusten a sus precios, tema que se agrava si se toma en cuenta que las importaciones de granos promedia 40 millones de toneladas anuales, de las cuales 17 millones corresponden a maíz.
Pero, además, los 24 productos que de “amarran” no incluyen bienes y servicios ni mucho menos a los contemplados en la inflación subyacente. El pan, café, papeles, transporte, rentas y demás ahí seguirán presionando, además de que los supermercados no cubren lo de tianguis, recauderías y misceláneas. Otro fracaso, una mentira más del mesías tropical, la cual se exhibirá en el próximo reporte de inflación y el aumento de las tasas de interés de Banxico que seguramente alcanzarán el doble dígito antes de fin de año. Pero el daño a los productores mexicanos, será demoledor y se traducirá en más pobreza al campo.