La mentira no es algo que se oponga a la verdad,

sino que se sitúa en su finalidad.

Jacques Derrida

Arturo Suárez Ramírez

Estimados amigos lectores muchas gracias por su tiempo para la lectura de la presente columna que se publica en este importante medio de comunicación. El tiempo se nos va como agua entre los dedos, ya pasó un año de la elección que puso en la silla presidencial a Andrés Manuel López Obrador. El corte de caja es división de opiniones en una sociedad totalmente polarizada.

Luego de tres campañas y 18 años queriendo ser presidente, López Obrador por fin lo consiguió y de manera aplastante. El triunfo y hartazgo fue tal, que prácticamente borro del mapa político al PRI y al PAN, logró meterlos en el mismo saco de la corrupción y claro ellos se habían encargado de sentar las bases, el último sexenio priista fue un robo en despoblado.

El país también es cierto, se encontró sumido en una crisis y saqueado como siempre, pero López Obrador no se podía decir sorprendido lo sabía y bien. Tampoco se le puede comprar la idea de no estar enterado, porque su equipo de transición debió hacer un trabajo de diagnosticó y decirle de que tamaño era el problema.

Si algo sabe Andrés Manuel López Obrador es de ser opositor, de caminar las calles y generar el contexto perfecto hasta para trabar iniciativas. Mover a las masas, motivar a su gente entre ellos a sus diputados y senadores, así lo hizo todo el sexenio de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto. Solo es cuestión de revisar los trabajos legislativos, planeo muy bien su llegada al poder.

La pregunta que salta a un año de la elección es ¿Andrés Manuel López Obrador se preparó para ejercer la presidencia?

Cada quien tendrá su opinión. Pero López Obrador, dijo que “no tiene mucha ciencia” gobernar, eso parece sintomático de varias decisiones tomadas sobre las rodillas y que han puesto en crisis a varios sectores como el abasto de combustibles, los medicamentos en el sector salud, las adjudicaciones directas y pasándose la legislación para licitar, la crisis migratoria, la tensión con Estados Unidos y la lista es larga.

La promesa de paz y seguridad sigue pendiente, ya entró en funcionamiento la Guardia Nacional, la sociedad vive con miedo y hay que brindar como Poder Ejecutivo el mandato constitucional de dar seguridad a la población. Ese es uno de los mayores retos, que se ve complicado, no se puede ningunear como hasta ahora lo han hecho.

Andrés Manuel López Obrador sigue teniendo la mesa servida, mayoría en el congreso, no tiene oposición, Morena gobierna varios estados, al PRI lo tiene comiendo de su mano, el PAN es inoperante.

El primero de diciembre del año pasado, AMLO dijo que no tiene derecho a fallar, y tiene razón. Es hora de que se agarre los pantalones, pero también de que escuche a todos. Basta de descalificaciones. Las llamadas de atención también vienen de sus cómplices políticos, Porfirio Muñoz Ledo, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard.

No hay varitas mágicas solo trabajo y cordura. Nadie en sus cabales busca el descarrilamiento de la Cuarta Transformación si entrega resultados y hay claridad, yo sigo esperando señor presidente, que no falle.

Entre Palabras

La marcha “fifí” sigue acumulando inconformes, creció el número respecto a la anterior. Sin embargo les falta “calle”, no hay liderazgo, no hay organización y en eso les llevan ventaja los de la 4T.

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Muchas gracias y hasta la próxima.