Francisco Medina

De acuerdo con el evangelio de San Mateo en el capítulo 13, versículo 30, señala que en aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: “El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”. Hoy, en Palacio Nacional, en estos días en la homilía mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, se repite constantemente la misma frase: “El que no está conmigo, está contra mí”, ERP ahora dirigida a un solo sector, a los periodistas.

Y es que ante los cuestionamientos críticos contra su gobierno, su respuesta ha sido descalificar a los medios, tachar a los reporteros de provocadores y hasta de la existencia del hampa del periodismo.

López Obrador ha vuelto a generar polémica por sus dichos sobre la prensa, el último enfrentamiento fue con el reportero de la revista Proceso, medio que, dijo, “no se ha portado bien con nosotros” se «se portó mal» con la 4T y su llamado a los periodistas para tomar partido a favor de «las transformaciones».

«Todos los buenos periodistas de la historia siempre han apostado a las transformaciones (…) Los periodistas mejores que ha habido en la historia de México, los de la República restaurada, todos, tomaron partido. Y es que es muy cómodo decir: ‘Yo soy independiente o el periodismo no tiene por qué tomar partido, o apostar a la transformación’. Entonces, es nada más analizar la realidad, criticar la realidad, pero no transformarla»,  dijo el presidente este 22 de julio luego de que asegurara que Proceso «no se portó bien» con la 4T.

Ante su respuesta, el reportero de la revista aseguró que los medios no tienen el deber de «portarse bien con alguien».

Sin embargo, esta no es la primera vez que el presidente genera polémica por sus dichos en torno a la prensa, pues ha mantenido una relación ríspida con algunos medios y ha lanzado frases que atentan contra la libertad de expresión.

El pasado 11 de julio en referencia al medio británico Financial Times, luego que de que este publicara una editorial en donde asegura que el presidente debe «aceptar la realidad económica» y no confiar en «sus datos». López Obrador dijo: «Ese periódico con todo respeto, debe de ofrecer disculpas al pueblo de México porque ese periódico se quedó callado mientras se imponía la corrupción en México; nunca dijo nada, al contrario, aplaudía el que se llevaran a cabo las llamadas reformas estructurales y estoy esperando que ofrezcan disculpas, podrán ser muy famosos pero no fueron objetivos, no son profesionales».

El pasado 23 de mayo a una reportera que lo cuestionó sobre el sistema de Salud, le respondió: «No se está despidiendo a nadie, a nadie, es propaganda, es para afectarnos, ya ven como es el hampa del periodismo, no todos, desde luego, no todos, este, no, no, no, pero en el hampa del periodismo se usa mucho la calumnia que cuando no mancha, tizna».

El 15 de abril pasado, también dijo: «Vi a un columnista diciendo que los que venían aquí no eran buenos periodistas, que Jorge Ramos sí era muy buen periodista. No, yo pienso, con todo respeto discrepo, creo que ustedes no solo son buenos periodistas, son prudentes, porque aquí les están viendo y si ustedes se pasan pues ya saben, ¿no? lo que sucede, pero no soy yo, es la gente, no es conmigo, es con los ciudadanos que ya no son ciudadanos imaginarios, hay mucha inteligencia en nuestro pueblo, entonces antes se menospreciaba a la gente».

Para muchos el affair López Obrador con Pepe Cárdenas resulta un insulto del comunicador para el político que no acepta ningún tipo de cuestionamiento que no vaya en favor de sus ideas, más no de sus ideales, porque eso es otra cosa que dudo mucho sepa qué son. Como periodista que soy con más de 30 años de experiencia, nunca tuve que enfrentarme a una situación como la de Pepe Cárdenas, que un entrevistado tratará de corregirme la pregunta a su modo.

En los casos en que se me pedía un cuestionario previo, prefería mejor buscar otra opción, pues eso condiciona y censura nuestro trabajo… En el caso de Pepe Cárdenas (después de ver la entrevista más de tres veces) puede comprobar que mientras las preguntas eran a modo del señor Obrador, todo estaba bien, pero cuando fue cuestionado por su “presunta” alianza con la profesora Elba Esther Gordillo, estalló y arremetió contra su entrevistador llamándolo calumniador. ¿Preguntar es calumniar?

No lo creo, la calumnia es cuando se da por hecho algo y se afirma, más no cuando se está cuestionando. Prensa vendida al servicio de la que él llama la “mafia del poder” porque no se está a su favor.

Lo que me preocupa es que la libertad de prensa está cada vez más coartada y no digamos amenazada de muerte. Los asesinatos que se han dado en los últimos meses de comunicadores es una muestra de la intolerancia y de la falta de libertades que existe en nuestro país. Por un lado está el crimen organizado, los cárteles de la droga y por el otro el poder político que amparado con el fuero deciden desaparecer a los periodistas que les son incómodos.

Ahora bien, cuál es el futuro del periodismo con López Obrador, se dictará desde Los Pinos un manual de periodismo con las reglas de lo que se puede y no se puede publicar, cuáles serán las normas de las entrevistas mañaneras del “jefe mayor” y qué es lo que se puede preguntar y que no. Y para quienes defienden la postura de López Obrador y censuran la de Pepe Cárdenas, les pregunto…¿Los que tratamos de ejercer un periodismo libre y critico estaremos en la mira y seremos encarcelados o exiliados el país. Estamos en el umbral del fin de la libre expresión?…. Porque después de todo como dicen…en boca cerrada no entran moscas…