Luis Mena Pantoja
Ante la crisis actual en los modelos tradicionales de educación, agravada por la prolongada cuarentena por el SARS-CoV-2, que ha obligado a implementar formatos emergentes de educación a distancia en todo el mundo, cobra importancia reflexionar en torno a sistemas alternativos e innovadores de aprendizaje.
El sistema educativo Soka es un método de enseñanza revolucionario que surgió en Japón, creado por Tsunesaburo Makiguchi, quien en su obra «La pedagogía del sistema de creación de valor» (1930), basada en su experiencia de 40 años como educador, planteó la posibilidad de generar un sistema de enseñanza que tuviera como meta “crear valor” y ubicara a la felicidad como el propósito central de la educación.
En japonés, So-Ka significa “creación de valor”, y es precisamente el objetivo de este sistema pedagógico el fomentar la felicidad de sus estudiantes, además de enseñarles a mantener relaciones armoniosas con su entorno y a contribuir para mejorar sus comunidades.
Para desarrollar este modelo educativo, Tsunesaburo Makiguchi retomó la filosofía budista de Nichiren, la cual plantea la unión entre los problemas cotidianos individuales y la sociedad, y asegura que todas las personas pueden enfrentar dichos desafíos utilizando la creatividad e influyendo de forma positiva en sus comunidades.
El educador, editor y empresario, Josei Toda, quien fue discípulo de Makiguchi, continuó la obra de su maestro, con la creación de la asociación llamada Soka Gakkai, que en la actualidad es presidida por Daisaku Ikeda, un filósofo budista, educador, autor, poeta y facilitador de diálogos de paz quien le ha dado a esta asociación un carácter internacional.
Con base en la filosofía de sus antecesores, Ikeda fundó el actual sistema educativo Soka, que se practica en escuelas de Estados Unidos, España, Brasil, Hong Kong, Malasia, Singapur y Corea del Sur, entre otros países, y que en Japón cuenta con instituciones desde el jardín de niños hasta la universidad, en las ciudades de Sapporo, Osaka, Kyoto y Tokio.
Las principales características del sistema Soka son: facilitar el intercambio de experiencias por medio del diálogo, fomentar una cultura de paz y reflexión acerca de los derechos humanos, sensibilizar y generar conciencia sobre la importancia de coexistir con la naturaleza, potenciar el aprendizaje de idiomas y la lectura, y desarrollar el intelecto, haciendo énfasis en que el conocimiento en sí mismo no puede generar valor si no está guiado por la sabiduría.
Así, el desarrollo del intelecto en el modelo Soka debe tener un sentido de propósito, responsabilidad y crecimiento del potencial personal, además de estar unido al deseo de contribuir al bienestar de la comunidad y de la humanidad en general, y favorecer relaciones de amistad significativas y duraderas, para posibilitar cambios sociales desde el diálogo, la paz y la interacción saludable dentro de las comunidades.
En lo que respecta al papel de los profesores, Soka plantea que, si los docentes no crecen, los estudiantes tampoco podrán hacerlo. Por ello, define como una de las actividades que a diario deben realizar los docentes, el revisar sus propias prácticas junto a sus colegas, a fin de conformar una red de aliento, en la que se apoyen unos a otros para afrontar situaciones adversas y mejorar sus prácticas profesionales.