Rafael Lulet 

El triunfo del candidato demócrata demuestra el hartazgo del pueblo norteamericano por la presencia de un presidente neopopulista, confrontativo, manipulador, ladino, explosivo, alguien quien desacredita las instituciones, soberbio, incitador, entre muchos más adjetivos los cuales engloban a un personaje poco aceptable en diferentes sectores de la población, y a nivel internacional con una imagen conflictiva.  

El Covid-19 ha sido un parteaguas en muchos países, Estados Unidos no fue la excepción, aquí la pregunta sería: ¿Qué hubiera pasado de no haber aparecido la pandemia? ¿Hubiera repetido mandato Donald Trump? o ¿Sería la misma situación actual del triunfo de los demócratas?, se manejan muchos errores en su administración, la confrontación con la prensa fue muy marcada además con diversos sectores de la población como la comunidad negra y latina, sin mencionar al exterior desde antes de la toma de su mandato, los discursos donde incluía temas agresivos contra México, siendo los principales: el muro, el cierre de la frontera, la persecución de migrantes, la separación de familias, donde hasta la fecha hay padres sin saber la localización de sus hijos, entre otros. 

Sin embargo a pesar de todo lo controvertido que pudo ser, en la contienda presidencial la gente de campaña del aún mandatario norteamericano manejó un papel de reivindicación de las causas atacadas en su gobierno, lo interesante de su plan fue que se la creyeron, hubo un alto porcentaje de latinos quienes votaron por él, las comunidades afroamericanos también reaccionaron de manera positiva a pesar del caso George Floyd y los actos de violencia derivados, la comunidad evangélica fue otro factor de apoyo del controvertido candidato republicano, sin mencionar los supremacistas blancos, grupos radicales de extrema derecha incitadoras al odio, y por último lugares donde se detectaron más índices de contagio por COVID generaron una fuerte presencia de votación en su favor. 

Es claro la polarización, muy determinante en el pueblo norteamericano, siendo una figura muy controvertida, el aún presidente de esa nación obtuvo una votación más de lo esperado, pero no suficiente para lograr el triunfo, esto denota muchos factores alrededor de la elección, el COVID no fue definitivo para su derrota electoral, el desempleo, la economía y la soberbia fueron otros puntos cruciales para el cambio de decisión de muchos electores los cuales favorecieron al triunfo de Joe Biden, a pesar de una clara decadencia de su popularidad desde el inicio de la pandemia hasta el último día de la contienda, realizó una estrategia de campaña agresiva, haciendo eventos catalogados como irresponsables por convocar personas en momentos de pandemia llenando los diferentes lugares donde estuvo. 

La confrontación de Donald Trump por la derrota electoral no era algo que no se esperaba, ya se había futurizado un escenario denso de ataques a las instituciones al grado del descrédito, caprichoso y agresivo, sin permitir una transición en calma excediendo lo imaginado cayendo de lo sutil a lo ridículo, recogiendo lo ya cosechado con la prensa quienes con justa razón interrumpieron la transmisión del pasado jueves 5 de noviembre cuando los convocó para manifestar su molestia acusando un fraude sin presentar pruebas, corrupción sin mencionar nombres, en fin argumentos sin fundamentos legales, eso para las grandes cadenas de televisión fue un acto de desinformación contrario a lo que él esperaba, la ciudadanía norteamericana conforme el pasar del tiempo y el ver la reacción de su presidente ha estado admitiendo el triunfo de Biden, dejando mal parada la democracia en ese país tras la cólera por su derrota.