Bernardo López
De acuerdo a los datos estadísticos se puede inferir claramente que el Covid-19 tiene una relación directa con la temperatura y la radiación solar, pues en los días en que se decretó el semáforo rojo (diciembre 2020) únicamente hubo dos días con 25 grados y un día con 26 grados de temperatura máxima durante el día.
Pero que sucede en enero 2021, en dos días se registró una temperatura de 27 grados, un día con 26 y dos días con 25 grados. En el transcurso de febrero 2021 ha habido al menos cuatro días con 29, 28, 26 y 25 grados respectivamente y tres días con 27°
Si se traspone la evolución de las medidas entre las temperaturas de los meses, diciembre, enero y febrero con el número de enfermos por coronavirus podemos observar que van en sentido inverso: mientras hay más calor y radiación el número de enfermos se reduce; prevalece lo contrario si el frío aumenta.
Ya en una entrega anterior habíamos propuesto la hipótesis a este fenómeno, que se comporta como una sinusoide, y se confirma con los datos arrojados en los últimos meses; únicamente faltará ratificarlos en la temporada de primavera y verano para ver si siguen la tendencia conforme a los valores analizados.
Otro aspecto que también es relevante de destacar es que la cifra de fallecimientos se mantiene estable, es decir, no es una situación exponencial, pues si tuviéramos en un día 30 decesos, al siguiente deberían ser por lo menos el cuadrado de 30, es decir 900 bajas, y al siguiente deberían ser el cuadrado de 900, de esta forma sí podríamos hablar de un comportamiento inusual y de un problema social grave, en cambio, la cifra de muertes se mantiene en 1000, 1,100, 1,200 diarios -en un país de 126 millones de personas-.
La Secretaría de Salud comentó en su reporte diario que el porcentaje de defunciones se mantiene estable en 8 por ciento, cifra que no varía.
Esto no significa que los individuos deban confiarse, todo lo contrario, el lavado de manos debe ser una costumbre de rigor, sobre todo si salió a la calle y regresó a su hogar, para no contaminar los objetos del interior y poner en riesgo a los adultos mayores o a las personas con enfermedades crónicas.
De igual forma, los alimentos deben ser lavados y desinfectados a conciencia. Y si compra comida preparada, debe estar seguro de que fue cocinada con higiene, aunque puede pasarla por el microondas o recalentarla en la estufa para esterilizarla. Si tiene duda de la preparación lo mejor es volverla a colocar al fuego, sólo así podrá protegerse de cualquier infección, porque el planeta está lleno de microorganismos y el SARS CoV-2 es solamente uno entre ellos.