Miguel Ángel López Farías

Más de 180 mil, la cifra que titula la suma de una pandemia. Ya es un año desde que los semáforos comenzaron a operar, no hay resumen que incluya todas las pifias de este gobierno, pero solo un puñado de ellas bosquejan el paisaje surrealista de la política nacional: nunca se pudo “aplanar la curva”, nunca se ofreció disculpas por aquello de que el “uso del cubrebocas daba una falsa sensación de seguridad”, o la patética mención de que “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio”.

Este gobierno erró de cabo a rabo en todas sus estrategias, tanto que esta negra historia nacional se eleva por encima de cualquier acto surrealista cometido por gobierno alguno.

López-Gatell es solo un personaje que acumula el diccionario de fallas, pero por encima de él aparece la figura del creador del mensaje más poderoso, su jefe, el presidente de México, a quien sencillamente le dio por no colocarse un cubrebocas, determinando la suerte de miles que imitaron su Tlatoanica figura y hoy yacen muertos, a un año de el banderazo de la tragedia se realizan todos los cortes de caja y el saldo lástima, nos ejecuta como la gran nación en donde gobierno y sus compinches ganan la medalla del cinismo, el criminal cinismo, pero que cada vez más les cuesta ocultar en cifras maquilladas de casas encuestadoras bien cuchareadas.

El presidente trae ya un 43 de aceptación y sigue a la baja, la basura ya no puede ser escondida debajo de la alfombra de comunicación de Palacio… o con actos de parafernalia pura como lo de «la mañanera» y el acto de aparición de un espontáneo que se «cuela» y abrace al eterno prócer , en un gesto intimo entre el político sensible y el exrecluso, que en una estampa casi bíblica es recibido por quien habrá de perdonar sus pecados, ¿En serio no se les ocurrió otra cosa  a los estrategas youtuberos de Palacio?

¿Qué más habrán de presentarnos? ¿La aparición de la virgen de Guadalupe en el zócalo? Pero el daño aún no se puede medir en términos reales, estamos aún a la mitad de un túnel, el montaje de las vacunas ratifica el drama que aún nos espera, pues nadie, en este instante, nadie en gobierno posee fehacientemente la ruta de llegada y aplicación de las mismas.

Eso sí, la propaganda oficial no se cansa de celebrar los pírricos avances, solo algunos miles de mexicanos que ya recibieron las dosis, mientras la ruleta rusa les toca a los demás.

Ya un año de comprobar que este gobierno llego para desnudarse muy rápido ante tareas que exigían verdaderos estadistas, auténticos líderes y no jefes de campaña preocupados por no dejar de respirar los vapores tóxicos del poder.

Que rápido se acabó la vida y que rápido se fue este país al desastre y la historia ya no se equivoca, un desastre llamado 4T.