Toda la historia de México desde la Conquista hasta la Revolución
puede verse como una búsqueda de nosotros mismos,
deformados o enmascarados, con instituciones extrañas y
de una forma que nos exprese.
Octavio Paz
Arturo Suárez Ramírez
Estimados amigos lectores gracias por su tiempo para la lectura de la presente columna publicada en tan prestigiado medio de comunicación. Hay que felicitar a las mamás en su día. Pero esta fecha debe convertirse en un día representativo y simbólico para todos los mexicanos.
A Felipe Calderón y a Peña nieto las madres le reclamaron por la desaparición de sus hijos. Los últimos tres sexenios, al país lo convirtieron en un reguero de muertos, victimas por todos lados, entre ellas más de 40 mil mujeres que buscan a sus familiares desaparecidos.
Muchas madres cambiarán el festejo por la manifestación, por lo menos 40 colectivos de mujeres que buscan a sus hijos saldrán a las calles de la Ciudad de México, pero también lo harán en otras entidades del país. Es inimaginable el dolor que tienen, la desesperación que han sufrido. La vida se les va en buscar y no encontrar a los del 68, los del 71, a los 43. Pero lo que si les da la autoridad son muestras de apatía, regalan frivolidad y los malos tratos, se les victimiza doblemente. A pesar de ello, no se doblan.
La violencia contra la mujer va en aumento, la indolencia e incapacidad de la autoridad lastima, hay madres que buscan justicia para sus hijas víctimas de los feminicidios y la impunidad, ahí está Chihuahua con Ciudad Juárez, el Estado de México con Ecatepec, Veracruz, Chiapas, Puebla. Nada más desde 2016 hasta la fecha se registran 2 mil 355 casos, los números son fríos, pero cada uno representa una tragedia familiar, con nombre y rostro que los gobernadores no quieren ver.
También debemos reconocer el esfuerzo de quienes han aceptado el reto de la maternidad. Esas mujeres que trabajan ocho horas, son madres y toman el rol de padres, buscan lo mejor para sus hijos, hacen el mayor esfuerzo por educar, son proveedoras del hogar, dan amor, son la familia y así entregan y se les va la vida. Todos los días se la rifan en la fábrica y en el taller. Se sobreponen a la desigualdad de los salarios, al acoso de los jefes, a las pocas o nulas prestaciones laborales.
La deuda ancestral que se tiene con los pueblos originarios es enorme, con las indígenas que han sido borradas por las políticas públicas electoreras. A las mujeres que son utilizadas para salir en las fotografías mientras los rechonchos funcionarios les entregan dadivas. Las mujeres del campo que se encuentran en extrema pobreza y así sobreviven con la promesa revolucionaria de tierra y libertad.
A todas ellas y muchas más, los gobiernos de Vicente Fox, de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, les han fallado. Ahora corresponde el turno a Andrés Manuel López Obrador, tiene la oportunidad de ofrecer un país seguro, más allá de un sentido festejo en Palacio Nacional.
En el pasado los muertos se les adjudicaron a Vicente Fox, luego fueron los muertos de Calderón y Pela Nieto. El reto está ahí para la 4T, las desapariciones, los feminicidios, los muertos, la inseguridad, ahora son su responsabilidad señor presidente.
Entre Palabras
Mi solidaridad con los trabajadores del diario BASTA, a los que su patrón no les da la cara, no les cumple y los tiene sin cobrar. Lo dicho, a los dueños de los medios, lo que menos le interesa son sus trabajadores.
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