Las angostas calles de la “mellah” (judería) de Marrakech, un barrio pobre, de profusión de casas de adobe en las que viven cientos de marroquíes, están llenas de escombros. Sus paredes no resistieron el terremoto del pasado viernes y ahora sus habitantes se ven forzados a dormir en la calle.

Le ha tocado a la gente más humilde, aquí y en el Atlas”. Abdelali Shouli, un veterano guía de Marrakech, resume así lo ocurrido en la “mellah”, un barrio encajado en la medina (ciudad antigua) y de fisionomía diferente.

Fundado en 1537, en él vivían miles de judíos en los años 60 (se calcula que 35 mil en todo Marrakech), pero con la creación del Estado de Israel comenzaron a irse y ahora quedan solo 3 mil en todo el país.

La “mellah” no es igual que el resto de la parte antigua de Marrakech. Sus casas tienen balcones, frente a los muros casi sin ventanas del resto de la medina musulmana, y hoy muchos están en peligro de colapso.

Esto empujó a sus habitantes a salir del barrio. Ahora, en los soportales de la plaza de la Herrería, limítrofe con la judería, a la que se accede por pequeñas puertas que los judíos cerraban en el “shabbat”, se amontonan familias enteras sobre mantas.