«Con el inminente regreso del grupo islamista talibán al Gobierno de Afganistán, Estados Unidos se lleva el golpe más fuerte en su imagen como potencia militar y pierde control en la región, además que la sociedad afgana sufrirá un retroceso tras experimentar 20 años de libertades políticas y en materia de Derechos Humanos.
¿Y quién puede verse beneficiado?
Ganan terreno Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, quienes proveen de recursos a la fuerza talibán.
Rusia y China, esta última potencia ejecuta un ambicioso plan de infraestructura para conectarse comercialmente con Europa, Oceanía y África (la nueva Ruta de la Seda)».
Analiza José Ignacio Martínez Cortés, coordinador de LACEN-UNAM y profesor del CRI-FCPyS en 24-Horas.