Maria Escalante García

El comienzo de la estación más fría del año, es decir el invierno, es una de las favoritas de muchas personas, esto también implica el comienzo de las fiestas decembrinas, pero también para otras tantas genera una cantidad de sentimientos encontrados por la culminación de otro año más, dando paso a al Trastorno Afectivo Estacional (TAE), mejor conocido como depresión invernal.

Mientras que la tristeza es temporal y suele obedecer a un acontecimiento -un mal día en el trabajo, ruptura o distanciamiento con alguien especial-, la depresión es un padecimiento clínico, que se diagnostica después de que el paciente manifiesta síntomas durante un período prolongado, en este marco el TAE aparece a finales del otoño o a principios del invierno, empero hay personas que pueden frecuentarlo en otras estaciones.

El TAE, se puede presentar en niños, adolescentes, adultos y personas de la tercera edad, sin embargo, afecta con mayor frecuencia a la población femenina, sobre todo a las habitantes de zonas frías, afirmó el especialista en psiquiatría, José Mendoza Velázquez.

“Este trastorno se muestra con frecuencia durante la última época del año que es cuando la luz solar se reduce y el invierno está por llegar. Generalmente, comienza a finales del otoño, dura todo el invierno y desaparece en primavera o verano”, comentó el experto.

En México, en esta época del año, los días duran cerca de 11 horas, esto es, que la incidencia por este trastorno es menor que en Europa, donde el día tiene una duración de 7 horas.

Causas y factores de riesgo

El TAE puede comenzar durante los años de la adolescencia o en la adultez. Las personas que viven en lugares con largas noches de invierno están en mayor riesgo de sufrir de TAE. Aún se desconoce con exactitud la causa específica del Trastorno Afectivo Estacional. Algunos de las posibles causas son los siguientes:

Reloj biológico (ritmo circadiano). El nivel reducido de luz solar en otoño e invierno puede provocar la aparición del TAE de invierno. Esta disminución de luz solar puede alterar el reloj interno del cuerpo y provocar sentimientos depresivos.

Niveles de serotonina. Una caída de la serotonina, -sustancia química cerebral que afecta el estado de ánimo-, podría intervenir en el TAE. La reducción de luz solar puede provocar una caída de la serotonina capaz de provocar depresión.

Niveles de melatonina. El cambio de temporada puede alterar el equilibrio del nivel de melatonina en el cuerpo, lo cual interviene en los patrones de sueño y en el estado de ánimo.

Algunos factores que aumentan los riesgos de padecer TAE son:

Antecedentes familiares. Las personas con TAE tienen más probabilidades de tener familiares consanguíneos con este trastorno u otra forma de depresión.

Tener depresión mayor o trastorno bipolar. Padecer uno de estos trastornos, pueden aumentar los síntomas de la depresión y empeorar según la estación.

Vivir lejos del ecuador. El TAE parecer ser más frecuente entre personas que viven bien al norte o al sur del ecuador. Esto puede deberse a una menor cantidad de luz solar durante el invierno y porque los días durante los meses de verano son más largos.

Otro factor relacionado con este trastorno es el clima frío, pues las bajas temperaturas reducen la retroalimentación sensorial, la destreza, la fuerza muscular, el flujo sanguíneo y el equilibrio, lo cual afecta a las personas para realizar sus actividades cotidianas.

Durante este tiempo las personas empiezan a vivir con tristeza o con una perspectiva fatalista de la vida. También muestran signos de irritabilidad, pierden interés en actividades cotidianas y presentan alteraciones en el sueño y la alimentación.

Síntomas

Generalmente son los mismos que se presentan con otras formas de depresión:

Desesperanza, aumento del apetito con aumento de peso -la pérdida de peso es más común con otras formas de depresión-, aumento del sueño, menos energía y capacidad para concentrarse, pérdida de interés en el trabajo y otras actividades, movimientos lentos, aislamiento social, tristeza e irritabilidad.

Los signos y síntomas del trastorno afectivo estacional deben tomarse en serio. Al igual que sucede con otros tipos de depresión, el TAE puede empeorar y dar lugar a problemas si no se trata. Algunos de ellos pueden ser, retraimiento social, problemas en la escuela o en el trabajo, abuso de sustancias, otros trastornos de salud mental como ansiedad, trastornos de la alimentación, pensamientos o conductas suicidas.

El TAE algunas veces se puede convertir en una depresión prolongada. También son posibles el trastorno bipolar o los pensamientos de suicidio. Lo mejor que se puede hacer o lo más recomendable si se identifican estos síntomas es acudir con un especialista para que pueda ayudar a regular el estado de ánimo y que este trastorno no afecte al paciente.