Aproximadamente, hace 12 mil años inició la relación del ser humano con los gatos. Estos pequeños felinos comenzaron a interactuar con nosotros una vez que dejamos el nomadismo y dieron paso a actividades como la agricultura. Esta cercanía facilitó la domesticación de la especie, el animal avanzó también culturalmente, ya que algunas civilizaciones se inspiraron en él para dar forma a seres divinos. En relación a esto, la historia ha justificado que el Día internacional del Gato tenga tres espacios en el calendario.

El 20 de febrero, el 8 de agosto y el 29 de octubre hacen del felino domestico al animal más celebrado anualmente. Todas las fechas señaladas corresponden al Día Internacional del Gato. Y, como es suponerse, existen razones para que cada una de ellas tenga el mismo sentido.

20 de febrero

El primer Día Internacional del Gato viene motivado por Socks, la “mascota presidencial” durante el periodo de Bill Clinton al frente de Estados Unidos. Este gato se convirtió en toda una figura mediática. Incluso, cuando las redes sociales no estaban en apogeo, el famoso animal ya acumulaba una cuantiosa comunidad de seguidores.

Socks llegó a ser fotografiado en varias ocasiones a lo largo y ancho de la Casa Blanca, dando con ello mayor motivo para que sus fans quedaran encantados. La hija de Bill Clinton, Chelsea Clinton, era la dueña legítima de esta celebridad que fue ganándose el corazón de los estadounidenses.

La muerte de Socks fue resultado de una eutanasia que buscó terminar el sufrimiento que el felino padecía a causa del cáncer. La pérdida del gato más popular de los 90 fue lamentada más allá de los confines de la residencia presidencial, naturalmente. Ésta ocurrió el 20 de febrero de 2009.

Tomando como referencia la fecha del deceso de Socks, varias organizaciones, y fieles seguidores del gato, acordaron establecer al 20 de febrero como el Día Internacional del Gato. Además de rendir honor a estos animales domésticos, la iniciativa tiene como propósito apoyar la adopción y los cuidados adecuados.