Paco Ramírez

Con un sentimiento que va de la incredulidad a la indignación, millones de mexicanos reaccionamos al anuncio hecho con bombo y platillo sobre la decisión del gobierno mexicano de entregar un total de cien millones de dólares cada año, según esto para apoyar el desarrollo en Centroamérica.

Estamos hablando de que al final del presente sexenio, 600 millones de dólares de todos los contribuyentes se habrán ido a las arcas de tres países de la región: Guatemala, Honduras y El Salvador, sin que al menos nos lo hubieran consultado.

Mientras no exista un proyecto de desarrollo definido, fundamentado y que dé una economía con crecimiento sostenido, México no puede darse ese lujo con países con mayor crecimiento económico como lo revelan las proyecciones de la CEPAL para 2019, Guatemala pese a que baja su perspectiva, crecerá un 2.9%; Honduras el 3.5 % y El Salvador crecerá este año el 2.3%, y el caso de México terrible crecería 1.0% apenas.

Si bien es cierto que buena parte de los recursos millonarios en apoyos a Centroamérica, forman parte del llamado Fondo Yucatán, creado en el sexenio de Felipe Calderón, también es cierto que los niveles de pobreza por los que atraviesa México no están como para ser tan espléndidos con nuestros vecinos.

La lógica obliga a preguntar: ¿Y si los cien millones de dólares anuales se distribuyeran mejor en los estados con el mayor índice de pobreza: Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz?

Mientras para el jefe del ejecutivo estamos “requete bien” económicamente hablando, para organismos internacionales, especializados y reconocidos, como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial, (BM) tienen “otros datos”.

Nuestra realidad es otra, llegamos a ser uno de los 10 países con un mayor número de exportaciones agroalimentarias en el mundo de acuerdo a la OMC, un país con una población de 110 millones de habitantes pero 52 millones de ellos en pobreza, 72 millones sin seguridad social y 4 millones 104 mil 609 personas en riesgo de caer en pobreza extrema donde se manifiestan las seis carencias sociales : alimentación educación, salud, seguridad social, calidad de vivienda, y servicios básicos de vivienda.

No es de extrañar entonces, que como aseguró el CONEVAL en su balance de medición 2008-2018, presentado hace unos días, estamos estancados y tardaremos 175 años como país en llegar a un nivel cero de pobreza.

Agregado a todo esto, la economía Mexicana registró un magro crecimiento del 0.1% en el segundo trimestre del año en curso, lo que habla de una contracción de la economía que debería

preocupar y ocupar al gobierno. ¡Qué importa si caemos en recesión o no! El punto es que no estamos creciendo y el gobierno celebra como si estuviéramos alcanzando el 2% prometido para este año y nuestra economía fuese boyante.

La exacerbación de la guerra comercial entre las superpotencias Estados Unidos y China, obliga a todos los países del planeta a poner sus barbas a remojar y prepararse para escenarios adversos y no ponerse a repartir el dinero que no tiene.

Sin una economía sólida, en crecimiento, ningún plan, por bien intencionado que sea, va a funcionar como pilar de la cooperación regional que quiere encabezar a toda costa el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Haber ofrecido a los migrantes vía libre para cruzar nuestro país en su ruta a Estados Unidos fue un error que pagamos caro con aquella amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump de poner aranceles a nuestras exportaciones.

Ahora se está tomando otra decisión igualmente irresponsable, cuya factura, tendremos que pagar todos los mexicanos.

FB: Paco Ramirez Tw: @ramirezpaco

Paco Ramírez

Con un sentimiento que va de la incredulidad a la indignación, millones de mexicanos reaccionamos al anuncio hecho con bombo y platillo sobre la decisión del gobierno mexicano de entregar un total de cien millones de dólares cada año, según esto para apoyar el desarrollo en Centroamérica.

Estamos hablando de que al final del presente sexenio, 600 millones de dólares de todos los contribuyentes se habrán ido a las arcas de tres países de la región: Guatemala, Honduras y El Salvador, sin que al menos nos lo hubieran consultado.

Mientras no exista un proyecto de desarrollo definido, fundamentado y que dé una economía con crecimiento sostenido, México no puede darse ese lujo con países con mayor crecimiento económico como lo revelan las proyecciones de la CEPAL para 2019, Guatemala pese a que baja su perspectiva, crecerá un 2.9%; Honduras el 3.5 % y El Salvador crecerá este año el 2.3%, y el caso de México terrible crecería 1.0% apenas.

Si bien es cierto que buena parte de los recursos millonarios en apoyos a Centroamérica, forman parte del llamado Fondo Yucatán, creado en el sexenio de Felipe Calderón, también es cierto que los niveles de pobreza por los que atraviesa México no están como para ser tan espléndidos con nuestros vecinos.

La lógica obliga a preguntar: ¿Y si los cien millones de dólares anuales se distribuyeran mejor en los estados con el mayor índice de pobreza: Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz?

Mientras para el jefe del ejecutivo estamos “requete bien” económicamente hablando, para organismos internacionales, especializados y reconocidos, como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial, (BM) tienen “otros datos”.

Nuestra realidad es otra, llegamos a ser uno de los 10 países con un mayor número de exportaciones agroalimentarias en el mundo de acuerdo a la OMC, un país con una población de 110 millones de habitantes pero 52 millones de ellos en pobreza, 72 millones sin seguridad social y 4 millones 104 mil 609 personas en riesgo de caer en pobreza extrema donde se manifiestan las seis carencias sociales : alimentación educación, salud, seguridad social, calidad de vivienda, y servicios básicos de vivienda.

No es de extrañar entonces, que como aseguró el CONEVAL en su balance de medición 2008-2018, presentado hace unos días, estamos estancados y tardaremos 175 años como país en llegar a un nivel cero de pobreza.

Agregado a todo esto, la economía Mexicana registró un magro crecimiento del 0.1% en el segundo trimestre del año en curso, lo que habla de una contracción de la economía que debería

preocupar y ocupar al gobierno. ¡Qué importa si caemos en recesión o no! El punto es que no estamos creciendo y el gobierno celebra como si estuviéramos alcanzando el 2% prometido para este año y nuestra economía fuese boyante.

La exacerbación de la guerra comercial entre las superpotencias Estados Unidos y China, obliga a todos los países del planeta a poner sus barbas a remojar y prepararse para escenarios adversos y no ponerse a repartir el dinero que no tiene.

Sin una economía sólida, en crecimiento, ningún plan, por bien intencionado que sea, va a funcionar como pilar de la cooperación regional que quiere encabezar a toda costa el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Haber ofrecido a los migrantes vía libre para cruzar nuestro país en su ruta a Estados Unidos fue un error que pagamos caro con aquella amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump de poner aranceles a nuestras exportaciones.

Ahora se está tomando otra decisión igualmente irresponsable, cuya factura, tendremos que pagar todos los mexicanos.

FB: Paco Ramirez Tw: @ramirezpaco