Enrique Escobedo 

La expresión “fuego amigo” en política se refiere a los golpes provenientes del propio bando o del mismo partido político. Ese tipo de incidentes es más usual de lo que en ocasiones pensamos y ocurren por múltiples razones entre las que destacan las ambiciones personales o de camarillas, inescrúpulos, la falta de lealtad, envidias o el deseo de ganar espacios de poder y así lograr influenciar en las decisiones dentro del propio partido e inclusive dentro del engranaje de la administración pública o privada.  

El fuego amigo en política despliega estrategias, tácticas y dosis de perversidad, ya que el objetivo es desplazar por las buenas o por las malas a quienes compiten por un puesto dentro de una organización, una candidatura a puesto de elección popular dentro de un partido político o ambicionan ampliar su esfera de competencia. Es algo que ha ocurrido en la historia de las naciones, en los anales de los partidos políticos e incluso dentro de familias por lograr la herencia.  

Algunas de las estrategias político partidistas más comunes son que desde el mismo partido: a) se filtren notas a la prensa con verdades a medias de un determinado personaje que lo exhiben como alguien manchado; b) abiertamente señalen a una persona como desaseada y las pruebas sean verdaderas; c) filtrar intrigas en los pasillos y oficinas de una persona a fin de que el jefe o quien tenga que tomar la decisión carezca de toda la información o dude acerca del nombramiento de alguien y, d) que desde la cúspide del partido se denigre a un grupo o a un líder carismático a fin de evitar su crecimiento o innovaciones internas a la organización. Por supuesto que no son las únicas formas de realizar fuego amigo, pero son de las más comunes. 

Por lo anterior es común encontrar máximas tales como “en política se hacen amigos de a mentiras y enemigos de verdad” o “hay enemigos, enemigos mortales y compañeros de partido”, las cuales suscriben el ambiente intrapartidista, no obstante que esas instituciones se quieren hacer ver ante los ojos de los electores como monolitos fieles a sus principios, programa de trabajo e ideología. Aún más, esas frases adquieren mayor relevancia cuando el partido político detenta el poder y la lucha por la sucesión a puestos de elección popular está cerca. Es entonces cuando podemos observar con mayor claridad las confabulaciones y traiciones en la lucha por el poder. 

El estudio del fuego amigo en política no llega a conclusiones, pues cada situación es distinta y cada desenlace también. Hemos visto casos por la sucesión presidencial en México que los dos candidatos más fuertes se dieron con todo y el triunfador fue el tercero en discordia. También podemos encontrar en la historia nacional que el fuego amigo contra una determinada persona fue inútil. De ahí que es común encontrar que quienes han salido triunfadores en las batallas intrapartidistas recurran a cobrar facturas.  

El primer domingo de junio de este año los mexicanos votaremos por diputados federales, otros por ayuntamientos y/o por gobernaturas. Esos aspirantes habrán superado muchas pruebas y mucho fuego amigo. En las campañas electorales, paradójicamente, también volveremos a percibir el fenómeno de las traiciones y deslealtades. En otras palabras, veremos hecha realidad la expresión “o mía de ninguno”. Lo cual nos refiere al egoísmo, la envidia y la obsesión por el poder de algunos personajes políticos.  

Es cierto que durante la hegemonía priista era común alinearse a los designios del partido y del presidente en turno. Hoy con el pluripartidismo ya es menos usual que los políticos se plieguen a la decisión superior. Por lo mismo será interesante observar y analizar lo que ocurra dentro del partido Morena, el cual tiene mucho ADN del Revolucionario Institucional. Claro que nada está escrito y lo estamos viendo en el caso del estado de Guerrero. Los acontecimientos y sus desenlaces serán motivo de adecuaciones y ajustes. Posteriormente vendrá la sucesión presidencial y podremos ver la clase de armas y métodos que el partido en el poder utilice para favorecer o, en su caso, mitigar el fuego amigo.