Las “alfombras imperiales de Beijing” forman parte de la Lista del Patrimonio Cultural Intangible de China y una obra vale millones de dólares. ¿En qué radica su alto valor? ¿Quiénes son sus creadores?
Las “alfombras imperiales” eran objetos a manera de ofrendas que utilizaba la realeza de la antigua China y que luego, a finales de la dinastía Qing, pasaron a ser de uso popular.

Su proceso pasa por una serie de complejas etapas, desde el diseño, la selección de los hilos, el tejido, los acabados, entre otros, y cada una de ellas presenta métodos únicos. El trabajo es un intrincado entrelazado de hilos muy finos como base, con las técnicas Panjin, o fondo dorado, y tejido de nudos. Su naturaleza puramente manual es su característica principal, así como el patrón lineal que se repite por igual en la parte delantera y en el reverso de la alfombra, en lo que se denomina métrica poética de urdimbre y trama.
Wang Guoying es la quinta generación de herederos de este tipo de alfombras. En los años 80, aprendió el oficio como aprendiz, desde el diseño del patrón hasta su confección. Se puede decir que el proceso integral es una fusión de las manifestaciones artísticas de la pintura y la caligrafía con el tejido a mano. Y Wang Guoying es una de sus máximas figuras. Al ver sus obras, muchas personas las confunden con telares industriales, lo que evidencia su increíble talento.

En 2003, Wang participó en la recuperación del complicado arte Panjin, una de las técnicas tradicionales presentes en las Alfombras Imperiales de Beijing, labor en la que sobresalió con su obra “Imagen de los 9 dragones”. La artista pasó tres años en la creación de esta pieza que destaca por su fuerte impacto visual, su magnificencia y estilo imperial, y por la cual se hizo acreedora a un famoso premio de la industria.
La elaboración de las alfombras imperiales es muy difícil y monótona. Puede tomar de unos meses a varios años. En el corto plazo, los frutos son imperceptibles, pero Wang Guoying se ha dedicado al oficio por más de 30 años, con pasión en sus obras y devoción a la hora de transmitir a las nuevas generaciones los conocimientos de esta herencia cultural intangible del pueblo chino, lo cual es uno de sus más grandes anhelos.
En China, hay muchos herederos de cultural intangible como Wang Guoying que llevan a la práctica el espíritu artesanal chino y lo transmiten a las futuras generaciones. En 2006, el segundo sábado de junio de cada año fue declarado Día de la Herencia Cultural, luego en 2017 la nominación cambió a Día de la Herencia Natural y Cultural, un hecho que engloba la importancia de su transmisión y protección.