- Como dije, no sé por quién votar, pero no lo haré por Morena
Miguel A. Rocha Valencia
Como se lo dije, lamento no haberme equivocado. Todo indicaba qué iba a suceder con el Peje, quien no asumió como presidente, sino como jefe faccioso de una banda de corruptos donde están incluidos sus hijos, hermanos, nueras, colaboradores y muchos emisarios del pasado, que, como él, son parte del mundo jurásico priista que logró sumar más años a los 70 que gobernó anteriormente. Regresó el viejo régimen, el del poder presidencial absoluto.
A esa gavilla de delincuentes políticos y comunes que lo acompañan, se suman los “organizados”, dueños de empresas criminales incluso trasnacionales, como lo denunció ante cónsules el ex embajador de México, Christopher Landau, quien no sólo critica la sospechosa “pasividad” del Ganso ante el avance de los cárteles que ya tienen en su poder la cuarta parte del territorio nacional, sino subraya el hecho de la impunidad que gozan e invaden incluso la esfera pública como en Guerrero, Sinaloa y Veracruz.
Recuerda asuntos como el de Ovidio Guzmán liberado por órdenes presidenciales para ¿vergüenza? de las Fuerzas Armadas y porqué el Mesías de la 4T ve en el combate al crimen organizado su “Vietnam”, es decir, una batalla pérdida y, por lo tanto, los solapa, no los enfrenta a pesar de las matanzas que ocurren casi a diario, como la enésima del sábado en Michoacán.
Prefiere el Ganso, distraer a las Fuerzas Armadas dándoles concesiones de obras públicas y su administración, así como más presupuesto, como si con eso comprara el honor y lealtad militar que es constitucional. Metido en programas clientelares que consoliden su proyecto personal y su posible continuidad en el poder, juega a la compra de una reelección disfrazada o abierta, o al menos la transexenalidad de una Cuarta que sólo él interpreta y aceptan a “ojos cerrados” sus vasallos a los que tarde o temprano habrá de desengañar.
Aplica el profeta de la 4T el dicho de “el poder no se comparte”, ni siquiera con los órganos constitucionales, esos que muchos de los dizque izquierdosos de hoy ayudaron a construir como el INE, el TEPJF y las comisione federales, los cuáles se “ciudadanizaron”.
Tenían como fin, restar el poder absoluto de los presidentes –todos del PRI-, instituciones que hoy, el caudillo de Tepetitán desea dinamitar junto con sus siervos porque le estorban para imponer su ley. Incluyendo diputados, senadores, gobernadores y si es posible, alcaldes y congresos locales. Ese poder que obliga a la obediencia ciega, quedar fuera del presupuesto y vivir en el error.
Ya sabíamos que el profeta de Palacio Nacional venía a mandar al diablo las instituciones; desde el Foro de Sao Paulo lo manifestaron los lacayos que hoy, con todo y sus antecedentes, vuelven por sus fueros, vienen por la revancha, no a cumplir la ley sino aplicar “su” justicia”.
Sabíamos que el tabasqueño era un peligro para 126 millones de mexicanos, pero, aun así, el hastío causado por los excesos de quienes se fueron, donde la corrupción llegó a su máximo “esplendor” con Enrique Peña Nieto, inepto y ladrón cuya gavilla se llevó del presupuesto medio billón de pesos anuales, hizo que 30 millones de electores se decidieron por una cuarta opción a pesar de las advertencias.
Prefirieron el albur que sostener a ese grupo de rateros y resultó peor la medicina que el mal, tan es así que muchos de los que llegaron seguros de que habría un cambio, prefirieron por vergüenza tirarle la chamba y migaja de poder al Ganso. Ahí están los casos de Carlos Urzúa, de Hacienda, uno de los más cercanos, el propio impresentable Alfonso Romo, Javier Jiménez Espriú o Víctor Manuel Toledo Manzur. Todos ellos y otros que se van sin ruido, denunciaron lo que desde tribuna afirmó otro “moreno” destacado, Porfirio Muñoz Ledo.
El autoritarismo está en puerta, la abrieron quienes votaron por el Mesías que resultó falso profeta, mentiroso y corrupto. La mantienen así los lacayos desde el Congreso y podría derribarla el actual presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, así con nombre completo porque ya pasó a la historia, tome la decisión que sea. Si acepta la prórroga ofrecida de dos años y con ello se dice amigo presidencial y evita la persecución, perderá la vergüenza, no podrá ver a sus hijos a la cara.
Pero si decide lo contrario y enfrenta las amenazas y el chantaje, entonces se alzará como jurista que, como espejo negro de Olga Sánchez Cordero, quien como ministra de la Corte tuvo claroscuros, pero tiene cola que le pisen, tan larga como sus millones, pero lo peor, no sólo se entregó a la Cuarta, sino que además aceptó la ignominia de ser florero y la humillación permanente como mujer, funcionaria y mujer de leyes. Olvidan que el prestigio permanece, el dinero y el poder, son efímeros.