• Plan México ofrece 30 mil mdp para traer 277 mil mdd de inversión y ¿La seguridad?

Miguel A. Rocha Valencia

Más temprano o tarde, la president(a) solicitará su renuncia al secretario de Economía que en los hechos lleva su agenda propia, pero en poco o nada abona al gobierno actual sobre todo en estos momentos de crisis ya que frente al ambicioso plan de traer a México inversiones por 277 mil millones de dólares a través del nearshoring, no plantea que los 30 mil millones destinados a ello en estímulos fiscales, son una verdadera miseria.

Ello además de que se tardaron tanto que hoy con los anuncios trumpianos de imponer aranceles de hasta 25 por ciento a importaciones, las oportunidades de relocalización de empresas se perdieron e hicieron que el atractivo de la cercanía de México con los potenciales consumidores de Estados Unidos, se desvanecieron.

El mejor ejemplo de lo anterior es el proyecto de Elon Musk de construir en Nuevo León su planta de autos eléctricos que pretendía traer inversiones por varios miles de millones de dólares y todo se quedó en proyecto demagógico por parte del “compadre” del gobernador regiomontano.

Ya no vino y como él, simpatizante de la política trumpista de regresar plantas de empresas estadunidenses al norte del río Bravo donde los estímulos son en dólares y no en devaluados pesitos, otros lo harán cuando por un lado les quieran imponer aranceles y por el otro, les den facilidades para instalarse allá, aunque la mano de obra sea más cara.

Y eso va a industrias de todo tipo no sólo la automotriz que por el momento está muy ligada incluso con el uso de recursos naturales como el agua y las ventajes de costos de producción, sino en áreas que van de la línea blanca con sus electrodomésticos hasta la electrónica-cibernética, o  la de instrumentos y equipos científicos y de salud.

De hecho, muchas de esas industrias entraron den pausa o “lentitud” desde el año pasado y no llegó ninguna a instalarse cuestión que pegó directamente a las expectativas de crecimiento del PIB hasta colocarlo finalmente en uno por ciento. Para 2025, lo mejor podría ser 1.2 por ciento y o el .8 por ciento.

Aún falta que en la mesa se pongan otras cartas que como dicen los analistas que sí saben, tienen que ver con la renegociación del tratado comercial de México con Estados Unidos y Canadá, donde Donald Trump tome ventajas para su país, peso ese es su juego.

En México se deben arriesgar nuevas apuestas traducidas en políticas públicas que incluyen el marco jurídico y fiscales, porque so de ofrecer a seis años unos miserables 30 mil millones de pesos que al final no pasan de mil 500 millones de dólares para intentar atraer a México 277 mil millones de billetes verdes en inversión directa, suena mezquino, poquitero y miserable.

Es tiempo como hicieron los chinos en sui momento, de meter todo el acelerador. NO se hizo en los años recientes cuando el nuevo gobierno estadunidense ni siquiera parecía viable y Donald Trump estaba muy cerca de la cárcel. Y no se logró porque no hubo una política de estado favorable a la inversión extranjera, por el contrario, hasta se le satanizó, persiguió y se jugó con el marco legal.

Hoy estamos peor porque ya ni marco legal existe “constitucionalmente” con eso de la Supremacía, el “yo mando” y el “somos mayoría”, que favoreció la destrucción de instituciones y hasta un poder pilar de la República y la democracia.

Pareciera que la actual administración no entendió las señales externas expresadas más objetivamente por el Bank of America quien hace tres o cuatro años informó que su encuesta entre los 100 inversionistas del mundo privó el criterio de no venir a México precisamente por la inseguridad del marco legal en manos de un solo sujeto que canceló no sólo uno de los proyectos más ambiciosos de México con el NAIM sino también otros más en materia de energía y se atrevió a confiscar concesiones ferroviarias y de otra índole, varias de ellas extranjeras, desobedeciendo incluso mandatos judiciales que nunca reconoció ni aceptó, como hoy.

Es decir, no sólo se trata de la visión reduccionista y miserable, falta de ambición e imaginación de la administración actual, sino que en vez de favorecer condiciones que den seguridad a la inversión con instituciones sólidas y respetadas, hacen todo lo contrario a pesar de que son los propios inversionistas y sus consejeros quienes lo dicen.

Así las cosas, el panorama más allá de los efectos reales de lo que cumpla el gobierno trumpista, están las decisiones que asuma nuestro gobierno que como dicen en palacio, representa a los 130 millones de mexicanos, pero actúa como si sólo respondiera a su propia ideología sectaria o al evangelio de un profeta trasnochado sin importar lo que le suceda a nuestro país. Hay que meterle lana y legalidad al asunto, no hay de otra. De nada sirven 30 mil, millones de pesos y menos si no hay seguridad legal y de la “otra”.