• Importaciones masivas de alimentos hundirán al agro

Miguel A. Rocha Valencia

Se oyó autoritario: “no pierdan su tiempo” en marchas, “no voy a cambiar” el mensaje a los campesinos que piden se libere el presupuesto de la secretaría de Agricultura por parte de quien detenta el cargo de presidente de México, quienes no encuentran la manera de ser escuchados y tomado en cuenta en las políticas que inciden en el agro.

Por el contrario, ven en el horizonte, uno de los más crueles temporales, sobre todo porque en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC), o de la más reciente que obliga a México a responsabilizarse por los flujos migratorios rumbo a Estados Unidos a cambio de que no nos impongan aranceles adicionales, se acordó importar masivamente productos agropecuarios de aquél país.

Y es que de acuerdo con la Farm Bill o Ley agrícola de Estados Unidos, su Congreso aprobó subsidios por arriba de los 960 mil millones de dólares para el agro de aquél país durante el decenio, lo cual significa que los productores del norte, tendrán a su disposición cerca de 100 mil millones de dólares, algo así como 1.9 billones de pesos al año para sus precios “de sustentación” o de garantía, seguros a cosechas y otros temas relacionados como apoyo a exportaciones.

Dichos seguros incluyen el mantenimiento de precios comerciales, es decir que pueden dejar perder parte de cosechas para mantener valores que sean atractivos a los productores.

Esto significa que contra lo que establecen las reglas comerciales, mientras en México se eliminan subsidios o se disminuyen apoyos, en Estados Unidos se incrementan y  nos harán llegar por acuerdo comercial, todos los productos agropecuarios que quieran a precios subsidiados, lo cual será una competencia desleal frente a los mexicanos.

De tal suerte que la intención de incrementar la actividad agropecuaria en México, será sólo un buen deseo ya que frente a los productos estadounidenses no habrá quien compita, a la mejor por eso la idea sucedánea de regalar dinero por la siembra de árboles.

Así que no esperemos que aumente el crecimiento del campo en ningún sentido, salvo en aquellos cultivos complementarios a los estadounidenses como frutas y hortalizas, pero la frontera agrícola seguirá con sus 30 productos principales como bovinos, pollo, leche, maíz, huevo, caña de azúcar y otros.

Y en cuanto a la tierra, seguirá con sus 25.6 millones de hectáreas de temporal, 6.8 millones de hectáreas de riego y las casi 77 millones de hectáreas de agostadero para continuar aportando a nivel mundial el 1.5 de la producción de alimentos al año.

Lo peor es que de nada valdrán las protestas y aquella promesa de que el agro, uno de los puntales de la economía por su gran capacidad de absorción de mano de obra y aportación al Producto Interno Bruto (PIB), crecería como nunca, podría resultar lo contrario dado los más recientes acuerdos que se firmaron con Estados Unidos y de los cuáles poco se sabe.

Lo único que trascendió fue que México comprará grandes cantidades de productos agrícolas a Estados Unidos, como lo anunció el presidente Donald Trump el 5 de junio de este año.