- Sin contra pesos, se concentra en Palacio Nacional el poder absoluto
Miguel A. Rocha Valencia
¿En verdad pensó Ricardo Monreal Ávila lo que hizo?
Y no nos referimos a si metió doble boleta o no en la selección de titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, sino al papel de operador sumiso hasta la ignominia de los deseos presidenciales en el Senado.
Con ello, nos desmintió a quienes pensamos que podría ser contrapeso al régimen autocrático que se impone desde Palacio Nacional. Nos mostró que más allá de la congruencia personal y política mostrada hasta el martes pasado, dejó de ser conciencia para sumarse a la caja de aplausos presidencial.
Dejó de ser aspirante al poder presidencial para convertirse en cortesano y envío un mensaje antidemocrático, especialmente a la dizque izquierda mexicana cuyas conquistas hoy, se traducen en autoritarismo que se impone a otro que duró 70 años, sólo que el actual, mata esperanzas de propios y extraños, marca retroceso y ubica a los políticos, ya sin excepción, en el mismo nivel, incluso de aquéllos que afirman, eran miembros de la mafia en el poder.
Son distintos, pero lo mismo; imponen reglas y personas; utilizan las instituciones como mejor les conviene, como los de “antes” y lo peor, no hay contrapesos.
Claro, la culpa no es del que está, sino de quien lo dejó llegar, merced a sus errores, corruptelas o ineficiencias. Por ello entregaron el poder y la confianza de la ciudadanía que hoy se vuelve a traicionar de manera cínica y artera.
Algunos, pensamos que, entre los pocos contrapesos y presencias esperanzadoras de evitar un totalitarismo, estaba Monreal Ávila. Nos equivocamos, dobló las manos incluso ante la declaración pública de quién era la candidata presidencial a la CNDH. Sin rubor, operó y votó a favor de esa propuesta. Si hubo trampa, para quien escribe, ya no es relevante.
El fondo es que mostró la ausencia de un contrapeso interno. El poder se volvió omnímodo; López concentra en Palacio Nacional el mando del Ejecutivo, el Judicial y confirmado, Legislativo.
Para colmo, senadores encabezados por el panista traidor Germán Martínez Cázares, retoman el discurso de López Obrador, lo hacen suyo y advierten que solo con violencia o golpismo impedirán que Piedra asuma la CNDH.
Rosario Piedra, no sólo fue una candidata carnala, sino sumisa al régimen, candidata de Morena, tutelada por López Obrador. Así nos llevan; López ya amenazó al INE y al TEPJF. Va por todo.
La dictadura perfecta, dirían los clásicos.