·         La fiesta de muertos en la huasteca hidalguense, sorprende por su colorido a través de los años

·         La celebración responde en el pensamiento indígena, a una forma de veneración a los espíritus que regresan a la tierra para visitar a sus antiguos parientes

María Escalante García

La fiesta de muertos en la huasteca hidalguense, Xantolo, sorprende por su colorido a través de los años. En Macustepetla, Huautla, Coatlila, Huazalingo, Huejutla y Atlapexco, la celebración es sagrada. Es la ceremonia a los muertos que se realiza en la Huasteca que deriva del latín sanctorum, por lo que en la acepción náhuatl, Xantolo significaría “fiesta de muertos”.

La celebración responde en el pensamiento indígena, a una forma de veneración a los espíritus que regresan a la tierra para visitar a sus antiguos parientes, gracias al permiso otorgado por Mictlantecutli, dios que gobierna el Mictlán o reino de los muertos.

En la Huasteca los preparativos de esta ceremonia inician en mayo, cuando las familias indígenas compran cerdos y aves para su engorda y posterior venta. Un mes más tarde 29 de junio, se lleva a efecto el cultivo de la flor cempasúchil y “mano de león” o mistonmaitl en las milpas y corrales.

Estas bellas flores en color naranja vivo, así como el morado de la mano de león sirven para adornar en el mes de octubre los altares y los cementerios; el cempasúchil significa la vida y la muerte, la conexión entre el mundo terrenal y el alterno, en donde habitan las almas de quienes han fallecido.

Las comunidades indígenas de la huasteca continúan el previo a la celebración del Xantolo para el día 29 de septiembre Fiesta de San Miguel Arcángel con el que inicia el regreso a la tierra de las almas desde el cementerio; por lo que en esta fecha se comienza la ceremonia de entrega de la primera ofrenda cuyo contenido son tamales y café. Una segunda ofrenda se realiza el 18 de octubre con la Fiesta de San Lucas. También se muele cacao, necesario en la elaboración del chocolate.

Para el 29 de octubre se corta la flor, y el 30 los vecinos que no cultivaron acuden por la mañana a las plazas para adquirirla, ésta última fecha se conoce como Día de la Flor, aprovechada aún en la adquisición de frutas y demás artículos básicos para la fiesta; el resto del día se ocupa en la elaboración de los “arcos”, “altares” y la preparación de los tamales.

Las ánimas son llamadas con rezos, copal y cohetes, ese día dan inicio las danzas y comparsas para indicar a las ánimas que son bien recibidas.

El 31 de octubre, es el día dedicado a los niños o angelitos por ello se barre la casa y el patio para colocarles un camino de pétalos de flores de cempasúchil que los guía al arco de caña para que no pierdan su camino.

El 1 de noviembre, se dedica a los difuntos adultos y se reciben con las velas grandes prendidas por la mañana para que sirvan de guía. Se ofrenda chocolate, tamales y pan de muerto. Por la tarde se intercambian las ofrendas con los vecinos para convivir con las almas que ya han regresado

El 2 de noviembre, es dedicado a los fieles difuntos y es el día de la bendición para ellos. Las tumbas se visten y adornan para la misa en el panteón, donde se pide por su eterno descanso

Por la noche del mismo día, se hace la última ofrenda, la ofrenda del Xantolo chiquito. En los barrios y colonias se lleva a cabo el destape de los viejitos que participaron en las tradicionales fiestas, dejando su identidad al descubierto antes de la media noche

Semanas después, para finalizar la celebración de acuerdo con las antiguas tradiciones, el día primero de diciembre se quitan o tumban los arcos de caña, dando por terminada la “Fiesta de las ánimas”.

El altar en Hidalgo 

Para su preparación, se colocan mesas adornadas con flores de cempasúchil y manteles bordados donde se colocan ceras, comida, bebidas e imágenes de santos. Las mesas son colocadas en lugares apropiados de cada casa. Los “arcos” por su parte, y también integrados en los altares, están hechos de varas de sauce, a las que se adhirieron flores y frutas como plátanos, naranjas, cañas y limas.

El 31 de octubre se ofrendan alimentos a los espíritus de los niños, en especial chocolate y pan, lo mismo que ceras y quema de copal, elemento mediante el cual los espíritus pueden trasladarse a la tierra. Los chocolates no deben faltar.

El primero de noviembre los infantes disfrutan su altar y también es el momento en que la campanas anuncian la llegada a sus casas de los difuntos mayores que comienzan a llegar por la mañana del 2 de noviembre en ambos casos -sean niños o adultos-las familias los “esperan” en los caminos y riegan flores para indicarles la ruta de llegada y regreso. Los adultos son obsequiados con mole de guajolote, pollo, aguardiente, cigarros y tamales, comiendo la esencia de aquello. Por la tarde del dia 2 de noviembre se realiza la “despedida” de los difuntos o tlarnacualistli.

Por tal caso se lleva la “ofrenda” de arco con flores y comida al cementerio, colocado por algunos minutos en cada tumba de los familiares que ahí se encuentran. Una vez terminado el ritual los alimentos son compartidos y consumidos al ritmo de la música de huapango, cohetes encendidos de vela y la danza de los Coles o Viejos Con el regreso a casa termina la celebración, que deberá esperar al siguiente año para propiciar el encuentro entre vivos y muertos de las tierras cálidas de la Huasteca.