La inseguridad que azota a la Ciudad de México y la nula contención muestra que el gobierno capitalino es un fracaso rotundo, tanto para Claudia Sheinbaum, titular del ejecutivo local, y hasta para el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, porque aquí residen los Poderes de la Unión.

Los últimos tres meses han sido de verdadera pesadilla para los capitalinos, el secuestro, el robo, la extorsión, las ejecuciones y pelea por las plazas por parte de los narcos es cosa de  todos los días, este tétrico escenario se replica en varios estados del país. Mientras nuestros empleados, porque eso son, nos miran con desdén, nos hacen el favor y hasta se burlan de sus gobernados. Eso si, no hay buenas cuentas ni cumplen el mandato constitucional de procurar justicia y seguridad para la ciudadanía.

Y no, no nos alegramos de que les vaya mal, porque no somos iguales, porque su fracaso es un daño a la ciudadanía. A Claudia Sheinbaum, a su equipo y también a la gente del presidente, le sale por los poros la política del odio, del revanchismo, pero ya fue mucho. Debe haber cordura y estrategia para combatir un mal que nos afecta a todos, la inseguridad, y si no pueden, apelando a la honestidad valiente, deben renunciar.

Si las lágrimas de una madre frente al féretro de su hijo, que el secuestro le arrebató la vida, no es suficiente para cambiar de rumbo, ser empáticos y condolerse, dejando atrás las culpas del gobierno de Mancera y asumiendo la responsabilidad de ser una verdadera Jefa de Gobierno sin distingos, si eso no basta, estamos perdidos y condenados.

Los ciudadanos estamos deseosos de quitarnos el miedo de salir a las calles, de subir al transporte, de abordar un taxi, de ir al banco, de hacer una vida normal.

Todos en la ciudad estamos dispuestos, ¿pero ustedes las autoridades lo están?

Insistimos, los fracasos suyos cuestan vidas, y nadie fuera de la política puede alegrarse.

Nosotros…