Luis Mena Pantoja
Desde 1980, cada 12 de noviembre se celebra en México el Día Nacional del Libro. Esta fecha fue establecida en 1979 por decreto presidencial de José López Portillo y Pacheco, para para recordar el natalicio de la poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, una de las mayores exponentes de la literatura nacional e importante defensora del derecho a leer.
A través de esta celebración se busca promover la lectura en todo el territorio nacional, como parte importante de la educación, una forma fundamental de acceder al conocimiento y a la cultura, y una forma útil de entretenimiento y esparcimiento.
Entre los principales beneficios que proporciona la lectura están el ejercitar el cerebro, desarrollar habilidad de concentración, facilitar la comprensión de ideas e información, estimular la imaginación y la capacidad de análisis, fortalecer el pensamiento lógico y creativo, generar facilidad de escritura y redacción, permitir adquirir mayor vocabulario y desarrollar la capacidad de empatía.
Dentro de la historia de la humanidad, el libro es considerado un instrumento de transmisión cultural, e incluso con las nuevas tecnologías, sigue siendo una herramienta básica para el desarrollo de cualquier individuo o sociedad.
La lectura no sólo proporciona información específica sobre determinados temas, es también un instrumento primordial del crecimiento y progreso de las comunidades, pues a través de ésta se educa a los ciudadanos, crean hábitos de reflexión, análisis, esfuerzo y concentración, y se fomentan valores.
Con el festejo del Día Nacional del Libro se busca llevar la literatura a las calles, plazas públicas, parques y bibliotecas. Por ello, como parte de su conmemoración se realizan talleres de fomento a la lectura, charlas de literatura infantil y juvenil, jornadas de creación literaria, simposios, lecturas en voz alta, presentación de libros, proyección de películas y documentales, e imparten conferencias.
A propósito de los libros, el escritor argentino Jorge Luis Borges expresó: “De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y la imaginación”.
Por su parte, el pensador chino Confucio aseguró que “No importa lo ocupado que puedas pensar que estás, debes encontrar tiempo para leer o entregarte a la ignorancia autoelegida”.