- Dichas festividades han cambiado con el paso de los años, la inseguridad las ha mandado solo al recuerdo
Pedro Flores
¿Las posadas…? ya son cosa del siglo pasado, los que las vivimos en aquellas vecindades que salen en las viejas películas de David Silva, Tin Tan en “El Revoltoso”, Quinto Patio de Emilio Tuero. “El Suavecito” con Víctor Parra, o Joaquín Pardavé, sólo quedan en el recuerdo de nosotros que las vivimos.
Todo se acabó, ahora la delincuencia no te pide posada “en el nombre del cielo”, sino que te manda al mismo, al introducirse a tu casa grupos armados que encapuchados o con armas largas te matan o te emboscan rumbo a tu casa como al periodista Ciro Gómez Leyva o al mismo Omar García Harfuch, y eso que es jefe de la policía.
Si, ya se terminó la ruptura de piñatas, como lo hacía a diario el padre Antonio Martín del Campo en la calle de Haití, a un costado del Templo del Carmen, sí, ese construido a finales del siglo XVIII, declarado monumento histórico el 9 de febrero de 1931 y cuyo sacristán Héctor Ontiveros lleva 50 años prestando sus servicios en dicho recinto.
Sí, de esas posadas que se originaron en el convento de Acolman, y que se atribuyen a Fray Diego de Soria en 1587, con las que cambió la tradición de los aztecas, quienes celebraban durante el mes del Panquetzaliztli (diciembre) la llegada de su Dios Huitzilopochtli, en ellas los monjes agustinos, intercalaban escenas de Navidad para hacerlas más atractivas, se les agregaron luces de bengala, cohetes y villancicos, posteriormente, la piñata.
Esas piñatas multicolores que se llenaban de fruta o dulces y que a los cánticos de “dale, dale, dale, no pierdas el tino” la rompían a palos para la algarabía de niños y adultos, solo quedan recuerdos, ahora los únicos palos que dan son los de los lugareños en distintos poblados cuando ven a un asaltante o plagiario, ante la total inseguridad que se vive en el país.
Todavía recuerdo cuando en las vecindades después de romper la piñata vinieron los bailes allá por la época de los 40s, la música de las grandes bandas y naturalmente la Sonora Matancera, invadía los viejos patios, las jóvenes vestían vaporosos vestidos, cuyas medias de seda eran quemadas por algún maldoso que lanzaba cohetes llamados “buscapiés”
Ahora todo acabó, ya no hay posadas, ya no se rompen piñatas, hay más desunión familiar y de los bailes en las vecindades ni hablar es cosa de la historia, lo mismo que los “toquines” en las calles, la gente ya no quiere exponerse ni salir a divertirse y menos a bailar, los viejos salones, Floresta, el Chambery, el Colonia, han desaparecido o están por hacerlo como el California y Los Ángeles, menos con éste régimen que cerró su cuarto año con 137 mil 500 asesinatos, revelan “cifras oficiales” de la administración federal.
Y qué decir del otro día, “las crudas” eran terribles, ya no existen “las Veladoras de Santa” ahí en Izazaga, desapareció también “La Canción”, que estaba junto a la calle del Órgano, en donde trabajaban chicas de mal vivir, pero de buen ver y que decir de las viejas cervecerías, en donde solíamos pedir una caña de “rubia”, “negra” o “campechana” por $1.50, claro coronadas de espuma, y cuando alguien se ponía mal lo llevaban al IMSS, institución que en esa época no daba citas para el siguiente año como ahora.
Pero que vivimos ahora, discurso cada vez más polarizado en donde la 4T dice a través de AMLO son “ellos y nosotros”, lleno de mentiras como lo que dijo López-Gatell en mayo el año pasado cuando estimó que por el Covid-19 habría un máximo de 6 mil muertos, cuando, entre enero y marzo de 2022 se contabilizaron, en forma preliminar, 255 mil 448 fallecimientos totales.
En unos días más recordaremos dos canciones de Tony Camargo, la clásica del “Año Viejo” y la del “Partido por la Mitad”, en la que señala que “ya tienen las elecciones y hay que votar de volada” y le podemos agregar, hay que votar por el cambio o nos llevará, ese rancho que está en Palenque, Chiapas y que tiene una superficie mayor a 13 mil metros cuadrados y un valor superior a 25 millones de pesos y que se llama “la Chingada”.