David Eduardo Hidalgo Ramírez
Hoy hablaremos de las propiedades casi mágicas del agua, un elemento de importancia vital para la vida en nuestro planeta. El ser humano debe ingerir agua durante todo el día, ya que en el proceso de hidratación recae el 75 por ciento de la actividad corporal y, nuestro organismo, llega a eliminar cerca de dos litros y medio de agua al día.
Pero no sólo eso, este vital líquido conforma el 70 por ciento de la superficie en nuestro planeta; el agua está presente en las nubes, en los acuíferos subterráneos, en el mar, ríos, en los alimentos que consumimos y, por si fuera poco, 60 por ciento de nuestro cuerpo está compuesto de agua, lo que ha llevado a muchos estudiosos afirmar que gracias a las moléculas del agua es que se mantiene la coherencia y buen funcionamiento de nuestro organismo.
Mientras que la mayoría de los líquidos se contraen cuando se enfrían, el agua tiene una cualidad especial, ya que al congelarse se expande. Científicamente se ha observado que a los cero grados centígrados se unen los dos átomos de hidrógeno que tiene cada molécula del agua, lo que, junto con el átomo de oxígeno, la hacen estable y pasa a un estado de cristalización; convirtiéndose en el único líquido en lograr una estructura hexagonal a temperaturas de congelación.
En la literatura científica se describe que esta variante física del agua forma racimos de moléculas; mientras que el Premio Nóbel de Fisiología en 1937, Albert Szent- Györgyi, advirtió que la Biología había olvidado la importancia del comportamiento celular del agua y los beneficios que ofrece para la salud del ser humano.
Actualmente sabemos que el vital líquido está a nuestro alcance tras recorrer largos trayectos que la contaminan con impurezas, metales pesados, cloro y bacterias, solo por mencionar algunas de las sustancias nocivas que nos obligan a hervir, procesar o purificar el agua que bebemos. También la bebemos embotellada, pero es un líquido carente de la cantidad suficiente de sales minerales.
Durante la última década el comité de científicos que encabeza el doctor Lee Lorenzen, ha demostrado las virtudes de beber agua derretida, ya que para estar sanos requerimos de agua pura, viva y ordenada. Simplemente congela la porción de agua que beberás durante el día, sácala del congelador y deja que se derrita a temperatura ambiente, siempre y cuando esta no supere los 40 grados centígrados, después bébela.
Tu cuerpo recibirá una ingesta de agua con moléculas ordenadas y homogéneas, como son de menor tamaño, penetrarán fácilmente por la membrana celular, con lo que sus nutrientes habrán de participar en los procesos metabólicos de nuestro cuerpo; pero no solo eso, beber agua derretida retrasa el envejecimiento y favorece nuestro proceso metabólico, nos ayuda a perder peso y reducir la cantidad de colesterol en la sangre. Actualmente se recomienda su ingesta en el tratamiento de úlceras, gastritis y diversos padecimientos gástricos; no obstante, siempre será necesario contar con la opinión de un especialista.
Poco se habla de la importancia de la calidad del agua que bebemos y, en realidad el agua embotellada está lejos de ser la mejor para nuestra salud. Debemos de tener presente que el agua que bebemos es el medio a través del cual eliminamos los residuos metabólicos de nuestro cuerpo y es por esto que, en un futuro no muy lejano, la ciencia habrá de impulsar una nueva forma de beber el vital líquido.