Lo más fácil es escribir una palabra.

A veces los fragmentos siguen viviendo con vida frenética,

feroz, monosilábica.

Octavio Paz

Arturo Suárez Ramírez

Estimados amigos lectores muchas gracias por su tiempo para la lectura de la presente columna publicada en tan prestigiado medio de comunicación. Las políticas en materia de ecología y medioambiente aplicados en la Ciudad de México, por parte de la administración del ahora senador Miguel Ángel Mancera, no sirvieron de mucho para la capital del país, no así para el negocio de su camarilla.

Las fotomultas, el doble hoy no circula, la corrupción de los verificentros, la falta de un transporte público de calidad en toda la ciudad y no solo en corredores turísticos, la debacle del Metro, son muestras fehacientes del fracaso en la materia medioambiental de Mancera Espinosa.

Hoy vivimos una de las peores crisis desde la década de los 80. En esa época era común encontrar aves muertas por las calles, árboles enfermos, gasolinas con altos contenidos de plomo, agua contaminada, pocas o nulas restricciones para los automovilistas, el tema del medio ambiente ni siquiera pasaba por la agenda de los políticos.

Entonces era noticia que los niños no salieran a las calles, que se suspendieran las actividades en las escuelas y se llamara a no salir a las calles. Se intentó regular el parque vehicular, se creó el Hoy No Circula, porque la Ciudad de México se había convertido en una de las más contaminadas del planeta, su aire era una mezcla venenosa para los sus habitantes.

El reto que tiene la doctora Claudia Sheinbaum es grande, los índices de contaminación deben estar dentro de sus prioridades, no debe sacarle la vuelta como su antecesor, debe meter orden en el transporte público, invertir en el metro, que dicho sea de paso, es una bomba de tiempo. Pero sobre todo debe tener mano dura para terminar con la corrupción en los verificentros, con los inspectores que con una corta, se hacen de la vista gorda, pero también con los industriales.

El trabajo debe ser conjunto con el Estado de México, Hidalgo, Puebla y Morelos, la mancha contaminante se sigue extendiendo y los gobernadores deben trabajar unidos en contra de este mal que aumenta silenciosamente. La Federación también debe intervenir, deberíamos estar buscando políticas que busquen incentivar energías limpias, duraderas y no fomentar el uso de combustibles fósiles con refinerías que quien sabe si se puedan construir.

La contaminación es un problema ecológico, de salud, social y hasta el último político electoral, y no es un problema futurista. Es cierto, el problema es de todos los ciudadanos, pero el gobierno debe dictar las pautas a seguir. El aire es verdaderamente democrático y todos los necesitamos para vivir, no le rehuyamos al tema.

Entre Palabras

El presidente López Obrador pone en juego su capital político al construir una refinería y de la forma en que lo pretende. López Obrador, no escucha, no oye, más que su reflejo en el espejo, que parece su gabinete.

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Muchas gracias y hasta la próxima.