La tentación de perpetuarse en el poder es grande, es histórica, en la línea temporal de la humanidad hay bastos ejemplos en todas las latitudes. Latinoamérica ha tenido un sinfín de personajes que lo han intentado, así como cruentos tiranos que han sometido a sus pueblos violentamente generando un baño de sangre.

México no ha sido la excepción, por ello el periodo revolucionario que buscaba, entre otras cosas, la ruptura de cadenas de un régimen autoritario, se acuñó la frase “Sufragio Efectivo, no reelección”, fue más que una bandera de campaña de Francisco Indalecio Madero.

Esa frase encierra un nunca más a una dictadura como en el pasado, ni de un hombre ni de un partido. Nunca más a tanto poder en una sola persona que gobierne a capricho.  Y nunca más un baño de sangre por conservar el poder atropellando a quien los instaló en él, el pueblo.

Es preponderante la aclaración que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho con la firma de un documento que lo compromete a terminar su mandato en tiempo y forma, tal como lo mandata la Constitución. Entendemos que se vio forzado a realizarlo por los dichos y las publicaciones sobre la posibilidad de un engaño con la revocación de mandato recientemente aprobada en la Cámara de Diputados.

El asunto se trata de cumplir siempre la Ley, porque perpetuarse en el poder, resulta una gran tentación. México no puede retroceder ni un centímetro en la democracia que hemos construido.