Enrique Escobedo

En México los derechos políticos son potestativos lo cual significa que si no queremos votar el próximo domingo 6 de julio de 2024 no seremos sujetos de pagar infracción o multa. Podremos renunciar a ejercer nuestro deber y nuestro derecho a votar e inclusive podremos rechazar acudir a capacitarnos por el INE si acaso se nos designa funcionarios de casilla. Algo diferente acontece en Perú en donde el voto es obligatorio y de no ejercer ese deber los ciudadanos pueden ser multados.

Que en México el voto sea facultativo obedece al razonamiento de que no se debe desnaturalizar la esencia misma del derecho a decidir libremente. De ahí que, hasta el momento de escribir este artículo, sólo tendremos básicamente dos opciones Claudia o Xóchitl. Son dos candidaturas legales y legitimas si nos sujetamos a los principios de nuestra democracia y a las reglas de operación de los partidos políticos que las respaldan, así que deberemos escucharlas detenidamente y observar el perfil de las personas que las rodean ya que en principio serán sus colaboradores cercanos.

De alguna manera se trata de dos proyectos diferentes y que lo que está en juego es el destino del país, aunque el diagnóstico nacional en lo político, lo económico y los social, sobre todo inseguridad, me dice que a la hora de gobernar la ganadora tendrá márgenes de maniobrabilidad muy reducidos. Tal vez una de las diferencias que hasta el momento han demostrado es que la abanderada de Morena plantea un continuismo lineal no obstante que ya está demostrado que algunas políticas gubernamentales no son tan eficaces; además de que se le ve acartonada y sujeta al discurso presidencial, como si se tratara de un Maximato y la candidata del Frente Amplio ha demostrado mayor independencia discursiva, pero carece hasta el momento de planteamientos conceptuales con visión de Estado.  

No quiero que se piense que estoy llevando al reduccionismo mis argumentos, como si se trata de escoger entre Coca-Cola y Pepsi-Cola. Lo que sostengo es que, aunque las diferencias político-ideológicas de las candidatas están diferenciadas, también es un hecho que lo importante, como ya lo han sostenido otros colegas editorialistas de IMPAR, lo fundamental será la composición del poder legislativo. Sobre todo, en la Cámara de Diputados.

Por lo anterior, es vital desde ahora, invitar a la ciudadanía a votar y prevenir la indiferencia y la apatía. Inculcar el libre sufragio y promover la importancia de la manifestación de ideas el primer domingo de julio del próximo año, pues es una responsabilidad de todos. Es mucho lo que está en juego y me parece que solaparse bajo el hipócrita manto del abstencionismo como posible recurso debido a que en nuestro país las leyes electorales no son coercitivas es una cobardía.

Desde ahora es fundamental actualizar nuestras credenciales de elector, estar atentos a los planteamientos de gobierno que esas mujeres nos ofrecen y sobre todo es vital saber acerca de quienes serán nuestros representantes en el poder legislativo. El próximo año o votamos o votamos. No hay de otra. Hagamos de la vida política nacional un acto de entereza y honra al futuro de nuestro país.