David Hidalgo Ramírez
Existe una idea generalizada de quienes se han dedicado a estudiar e investigar los inicios de este sistema de diagnóstico, en señalar al Dr. Ignatz Von Peczely, de origen húngaro, de quien se dice que desde niño tenía la curiosidad de tratar de encontrar en el iris de animales (búho) los cambios que se manifestaran como reacción a algún suceso en particular, como podía ser un accidente o alguna lesión.
Este médico húngaro fue quien realizó la primera carta irídica, la cual fue es el antecedente primario de lo que hoy conocemos como mapas irídicos, dicha carta fue publicada en 1886 en la revista científica “Homeopatische Monatsblatter”. Su primera publicación editorial la realizó en 1866 y la intituló “Descubrimiento en el seno de la naturaleza y el arte de la curación”.
Fue el suizo Nils Liljequist, quien perfeccionó los métodos de Peczely y aportó el descubrimiento de registrar que las marcas de quinina y yodo afectan con pigmentaciones en forma de manchas rojizas el iris, dichos resultados los publicó en su obra “Om Ogendiagnosen” en 1893.
En Norteamérica aún se trabaja con los principios tomados de la práctica y teoría del Dr. Henry Edward Lane (Austria) quien emigró a la Unión Americana donde dio cátedra de iridología. A este doctor se debe el primer libro publicado sobre iridología en América y lo hizo en el año de 1914, dicha obra se llamó “The diagnosis from the eye”. Uno de sus grandes discípulos fue el Dr. Henry Lindlarh que en 1917 publicó su trabajo con el nombre de “Iridodiagnósis”.
En nuestros días el mapa iridológico más reconocido y utilizado en América Latina, es la traducción que se hizo del mapa de Liljequist realizada por un discípulo de Lane, el Dr. Bernard Jensen (norteamericano experto en Quiropraxia), quien publicó la obra “Ciencia y práctica de la iridología” con numerosos casos clínicos y fotografías.
En Francia el Dr. León Vannier (miembro de la Sociedad Francesa de Homeopatía) publicó varias obras sobre iridología, de las cuales, quizá la más reconocida es “El diagnóstico de las enfermedades de los ojos” en 1923.
En Sudáfrica, se llegó a alcanzar una nueva forma de sistematizar un mapa de localización de los diversos núcleos cerebrales en la zona superior del iris y eso se debe a Alfred Cuddington.
En España la Iridología tiene en la obra del Dr. Vander (Adrián Van Der Putt) los inicios de este sistema de diagnóstico (1918), su obra que fue ilustrada en color se llegó a considerar la más completa en lengua castellana, y era la primera que acercaba la iridología al público en general.
Al Dr. Carlos Ferrándiz, se le debe la realización de la obra “Iridodiagnosis”, que fue un libro que por mucho tiempo se consolidó como consulta obligado de los estudiosos de esta materia.
El oftalmólogo Juan Ángel Bidaurrazaga fue el autor del libro “El diagnóstico por el iris”, que permitió presentar y elevar el rigor científico en el estudio de este sistema, de lo que con anterioridad existía.
En España (Barcelona) en la actualidad, el Dr. José Luis Berdonces publicó “El gran libro de la Iridología” y quien de alguna forma ha aportado una nueva interpretación de la Iridología integrativa a América Latina, a quien se le considera el autor más técnico y neutral, que detalló un cambio significativo en los hologramas sectoriales de los iris en la zona encefálica.
De manera más reciente existen investigaciones sobre esta materia (Iridología) realizadas en países como Francia, España y Alemania, que han permitido darle una nueva conceptualización.